La Odisea. Características generales, resumen y estructura

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La Odisea es un largo poema compuesto por unos 11.600 versos y dividido, como la Ilíada, en 24 cantos. Esta división no es original, sino producto de los editores alejandrinos y responde a un intento de organizar el poema en tantas partes como número de letras tiene el alfabeto griego.

Aunque hay en este poema numerosos elementos comunes con la Ilíada en la forma, en lo referente a la lengua y a la composición formular, así como en la presencia de algunos elementos culturales arcaizantes, hay importantes rasgos que diferencian ambos poemas y que ponen de manifiesto el carácter posterior de la Odisea. Estos rasgos tienen que ver con aspectos de contenido, de tratamiento de los personajes, de la presentación de las relaciones humanas, pero también de carácter narrativo, como refleja la complicación de su estructura.

La Odisea está compuesta de tres elementos temáticos principales: la historia mítica del regreso de Ulises a Ítaca después de la guerra de Troya; el viaje de Telémaco, su hijo, en busca de su padre; y un conjunto de historias de navegación que remontan a los cuentos populares típicos de los pueblos marineros, donde abundan los monstruos, los lugares fantásticos y los peligros propios de los viajes por mar en frágiles navíos como los utilizados en las expediciones griegas.

El relato se articula también en dos grandes partes, que corresponden casi exactamente a dos mitades. En la primera mitad (del canto 1 al verso 95 del canto 13), se narran las aventuras del viaje de Ulises hasta llegar a Ítaca, dentro de las que se integra, como un excurso, el viaje de Telémaco. La segunda mitad (desde el verso 96 del canto 13 al canto 24) relata fundamentalmente los sucesos una vez que Ulises llega a Ítaca y cómo prepara y consigue la recuperación de su familia y su palacio. A continuación, se ofrece un breve resumen lineal del contenido.

La narración de la Odisea comienza en lo que temporalmente se puede considerar el centro del argumento, en la penúltima etapa de su camino de regreso a Ítaca, cuando se halla retenido por la ninfa Calipso. Junto a ella ha pasado ya una larga temporada y los dioses deciden permitirle continuar su viaje. Ahora bien, el poema, en lugar de continuar esa línea argumental recién iniciada, dirige su atención a Atenea, que convence a Telémaco de que deje su tierra y emprenda un recorrido que le llevará por las principales cortes de Grecia en busca de noticias de su padre. Este largo viaje se describe a lo largo de casi todo el libro 1 y los libros 2 a 4 y es lo que se conoce como Telemaquia.

A principios del libro 5, se describe la asamblea de dioses en la que Zeus decreta que se libere a Ulises de la morada de Calipso. Ésta lo deja ir, pero una pavorosa tormenta lo arrastra a las costas de la isla de Feacia. Allí es encontrado por la hija del rey Alcínoo, Nausícaa, que se enamora de él. La descripción de la estancia en Feacia, comenzada en el libro 5 se prolonga hasta el libro 8. Hacia final de este libro, se describe una fiesta en la que el aedo Demódoco narra las aventuras de la toma de Troya y el ardid del caballo hueco de madera. Ulises se conmueve y Alcínoo le hace contar su historia, hasta entonces oculta para ellos.

Durante cuatro libros, del 9 al 12, Ulises rememora su largo periplo desde que salió de Troya, sus encuentros con diversos seres y los peligros corridos. Se pueden conocer, de este modo, las luchas en el país de los cícones; su llegada, tras una tormenta que aleja a los marinos de su camino, al país de los lotófagos, que dan de comer la flor del olvido; el desembarco en la tierra de los cíclopes y el enfrentamiento con Polifemo; el paso por la isla del dios de los vientos, Eolo; la llegada, tras otra tormenta provocada por los propios marinos, que abrieron curiosos el odre de los vientos regalo del dios, a la isla de la maga Circe, que convierte a algunos compañeros en cerdos; la bajada al Hades para consultar a Tiresias, muerto, por su futuro; el paso por el litoral, donde las sirenas atraen los barcos con maravillosos cantos y fingidas voces, el peligro del estrecho en el que los navegantes han de sortear al monstruo canino Escila a un lado y al terrible remolino de Caribdis al otro; un nuevo desembarco, en la isla del Sol; finalmente, tras otra terrible tormenta que le deja privado de compañeros, su llegada a la isla de Ogigia, donde habita la ninfa Calipso. Se produce, de este modo, el reencuentro de la historia narrada por Ulises con los acontecimientos por los que comenzó el relato de la propia Odisea.

Conmovido por el relato, Alcínoo, rey de los feacios, proporciona a Ulises un barco para volver a su tierra y llega a Ítaca. Durante casi todo el canto 13 y los cantos 14 al 16, se narra cómo Ulises va progresivamente preparándose para volver a su palacio. El poeta se demora relatando las artimañas de Atenea, el encuentro con el porquero Eumeo, que le pone al día de la situación de su casa, y el reencuentro con su hijo, Telémaco. De éste todavía se narran las etapas finales de su periplo antes de que Atenea le haga regresar.

En el libro 17, vuelve Ulises a su palacio disfrazado de mendigo. A lo largo de los libros 17 a 23 el relato va cobrando intensidad dramática: se van sucediendo las escenas en que se ve el palacio de Ítaca ocupado por los pretendientes de Penélope, el reconocimiento del hé- roe por parte de la vieja aya Euriclea y por la propia Penélope, la trama de la venganza y la prueba del arco. Ulises, ayudado por Telémaco mata a los pretendientes y recupera su puesto en Ítaca.

La obra se cierra con un canto final, el 24, que hace las veces de epílogo y en el que se unen varias escenas, como un encuentro de Hermes con los grandes guerreros aqueos muertos en los que éstos se enteran de la fortuna de Ulises, o, sobre todo, el reencuentro de Ulises con su anciano padre Laertes. Se trata, en realidad, de episodios completamente ajenos al resto de la acción de la Odisea y que bien pudieran ser producto de una adición tardía para enlazar con otros poemas épicos del ciclo troyano.

Como puede comprobarse por el resumen, la obra reúne un conjunto muy heterogéneo de elementos y episodios dentro de una trama que es también compleja. Analizaremos su estructura.

Una de las características principales del relato homérico del viaje de Ulises es su falta de linealidad. En efecto, a diferencia de lo que sucede con la narración bélica de la Ilíada, los acontecimientos no se cuentan en el orden en que sucedieron, sino que se combinan en un orden diferente al cronológico, utilizando recursos narrativos que se atestiguan en esta obra por vez primera dentro de la literatura occidental. En el cuadro que sigue, pueden compararse lo que sería la estructura lineal de los hechos relatados y su disposición en la obra.

Secuencia de los hechos / secuencia de la narración

Hechos Narración
I Troya II Calipso (1)
Cícones III Telémaco (1-4)
Lotófagos II Calipso (5)
Cíclopes Feacia (5-8)
Eolo I Troya (9-12)
Lestrígones
Circe
Sirenas
Escila y Caribdis
Isla del Sol
II Calipso/III Telémaco
Feacia II Feacia (13)
IV Ítaca (13-14)
IV Ítaca III Telémaco (15)
IV Ítaca (15-23)
V Epílogo V Epílogo (24)

Los números entre paréntesis hacen referencia a los cantos de la Odisea.

Como se ve en la parte izquierda del esquema, las unidades narrativas con las que se juega (marcadas por números romanos) son cinco, que corresponden, respectivamente, a todos los sucesos anteriores a la llegada a la isla de Calipso (I), la estancia en la morada de la ninfa, la salida de ella, la llegada al país de los feacios y los sucesos en tal lugar (II), el viaje de Telémaco, convencido por Atenea, en busca de noticias de su padre (III), los acontecimientos de Ítaca desde la llegada de Ulises hasta la muerte de los pretendientes y la recuperación de su posición (IV), y, finalmente, el heterogéneo epílogo (V). En todo este conjunto de elementos, sólo el viaje de Telémaco plantea un problema para una narración secuencial, al tratarse de un acontecimiento simultáneo de la estancia de Ulises con Calipso, el episodio de Feacia y la llegada a Ítaca. Sólo en este caso, por tanto, el excurso era obligado y es, a mi juicio, esta necesaria incrustación la que obligó a uno de los aedos compiladores de la historia, quizás al último de ellos en la larga secuencia de la transmisión épica del relato, a trastocar toda la secuencia tal como se refleja en la columna derecha.

En efecto, la Telemaquia es en sí misma un largo poema que abarca cuatro cantos casi completos y que constituye una unidad narrativa propia. Es, con toda probabilidad, obra de un aedo diferente al de la mayor parte de los otros pasajes. Quizá con el fin de no interrumpir en su mitad la narración de la historia de Ulises incrustando donde le correspondería cronológicamente un pasaje de tal entidad, se optó por incorporarla al principio de toda la obra. Pero esto conllevaba consecuencias. En efecto, si no se quería provocar una gran separación entre sucesos simultáneos, la anteposición de la Telemaquia obligaba a adelantar la narración de los episodios correspondientes y paralelos de los que era protagonista Ulises. El resultado es que la Odisea comienza precisamente por una breve introducción de apenas 100 versos en el canto 1, en los que se nos presenta la situación del héroe en su dorado cautiverio con Calipso. Una vez acabada la parte principal de la Telemaquia, se retoma la secuencia de la aventura de Ulises en las tierras de Calipso y de los feacios. Han quedado sin contar, sin embargo, todos los importantes acontecimientos anteriores, es decir, los que se produjeron desde la salida de Troya hasta el encuentro con Calipso. El recurso para recuperarlos es genial: se presentan como si fueran un relato del propio Ulises a sus anfitriones feacios inmediatamente antes de que se produzca el gran quiebro de la narración, que es el regreso mismo de Ulises a Ítaca. Este largo retroceso en la narración –lo que en términos cinematográficos se conoce hoy por flashback– permite, por un lado, recuperar episodios que, sin duda, eran conocidos por los oyentes, que los esperarían, pero, además, produce un efecto de dilación antes de llegar al mencionado momento capital, verdadero pivote central de la Odisea, que representa el reencuentro de Ulises con su tierra. Finalmente, con la inserción del relato de Ulises se obtuvo, de forma consciente o no, un interesantísimo cambio de punto de vista de la narración, pues lo que hasta entonces se relataba en tercera persona, al tratarse de un recuerdo que el aedo pone en boca del protagonista, pasa a ser presentado como una narración en primera persona.

El resto de la obra sigue ya la secuencia esperada, salvo el breve momento en el libro 15 en que se retoma la parte final de la Telemaquia para reunir a Ulises con su hijo.

La complejidad de la estructura, muy alejada, como se ha dicho, de simplicidad de la Ilíada, manifiesta la mano de un hábil compilador, dueño de recursos narrativos que serán ya desde el momento de su composición, dada la enorme influencia de los poemas homéricos en la literatura posterior, instrumentos literarios repetidos una y otra vez.

Jesús de la Villa

El texto de esta entrada de un fragmento del libro “La literatura griega y su tradición”

La literatura griega y su tradición

portada-literatura-griega-tradicionLa presente obra ofrece una visión de conjunto de la literatura griega antigua desde una perspectiva poco habitual. Cada capítulo comienza con una introducción al autor elegido y prosigue con un completo análisis de la obra seleccionada. Cierra el capítulo un estudio de la recepción de ambos en la literatura moderna, especialmente la española.

Las obras escogidas (La Odisea homérica, la Antígona de Sófocles y El banquete de Platón, entre otras) se cuentan entre las más importantes de la literatura clásica, de manera que en el volumen están representados sus principales géneros. En todos los casos se trata de obras maestras, y junto a su importancia intrínseca se une el haber ejercido una fructífera influencia en la posteridad, lo cual se analiza en el libro de manera específica.

El resultado es un libro que, más allá del ámbito de la filología clásica, se abre a otros campos como la teoría literaria, la literatura comparada, las humanidades o las letras en general, con el objeto de que el lector no especializado encuentre una ventana abierta a los estudios de tradición clásica.

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