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24 de enero, Día Internacional de la Educación y día para debatir sobre ella

El 3 de diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por consenso una resolución que proclama el día de hoy, 24 de enero, “Día Internacional de la Educación”, con el objetivo de celebrar el papel que desempeña la educación en favor de la paz y del desarrollo.

La aprobación de la resolución 73/25 fue corredactada por Nigeria y otros 58 Estados miembros, y demostró la voluntad política inquebrantable de apoyar las acciones transformadoras en favor de una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos.

La UNESCO, como institución de la ONU especializada en la educación, es la agencia encargada de observar la celebración anual de este Día, en estrecha colaboración con los principales responsables del sector educativo. 

Aprovechemos nosotros ese día para repasar algunos libros dedicados a la educación. 

Hemos escuchado muchas veces que nos hemos situado en un modelo pedagógico que ha arrebatado la autoridad al profesor para entregársela a los departamentos de orientación. De ese modo se ha empobrecido –cuando no vaciado– el contenido científico, académico, técnico e intelectual de la educación. Esa es la denuncia del libro “El culto pedagógico. Crítica del populismo educativo”, del profesor de Filosofía José Sánchez Tortosa. Su tesis es que la subjetividad sentimental y emocional, los espejismos de la felicidad y de la libertad espontánea del niño, amén de un infantilismo creciente, han ocupado el centro de las funciones de los profesores, subordinados a la psicopedagogía y reducidos al cometido de contener y entretener a bolsas de sujetos en edad prelaboral en ausencia de los progenitores o tutores legales. 

El resultado es un “populismo pedagógico” que torna la enseñanza en espectáculo y termina condenando a los más desfavorecidos a la indigencia intelectual y académica bajo retóricas pseudoizquierdistas de igualitarismo formal y felicidad canalla. 

Fuera de las aulas la educación también es objeto de debate. Encontramos un discurso de motivación, creatividad, capacidad comunicativa, éxito personal y profesional, felicidad o amor, etc, que para dos de nuestros autores es solo un pensamiento que no lleva a ningún sitio, alejado de un proyecto ilustrado y su finalidad de emancipación humana. En “La dictadura del coaching. Manifiesto por una educación del yo al nosotros”, Vanessa Pérez Gordillo se alza en defensa de la pluralidad, del espacio público, de la calidad de la enseñanza, del acceso al conocimiento como bien social, del crecimiento como desarrollo para todos y todas. 

Con el mismo enfoque crítico, contra las frases de las tazas de Mr. Wonderful, el coaching motivacional, la ideología mindfulness, el fitness, los libros de autoayuda y lo veggie, escribe Alejandro Pérez Polo “Tú no eres especial. Mascotas, selfies y psicólogos”.

La educación es objeto de constante discusión y polémica política, y, por tanto, de recurrentes reformas. Esas obsesivas e infinitas reformas son las que preocupan a Xavier Massó Aguadé en su libro “El fin de la educación. La escuela que dejó de ser”. ¿Qué se persigue con las reformas que llevan tres décadas implantándose en el sistema educativo? ¿Se trata de adaptarlo a los nuevos tiempos para que siga cumpliendo con su función de transmitir conocimientos o de desvirtuarla para subordinarla a otros cometidos? ¿Son estas innovaciones el medio del cual nos valemos para mejorar el sistema educativo o el instrumento para liquidarlo? Estas son algunas de la preguntas que se plantea en este libro.

En la misma línea de dudar sobre las recurrentes reformas educativas y denunciar  resultados extraordinariamente reaccionarios revestidos a menudo de una falsa apariencia progresista, se encuentra la obra “Escuela o barbarie. Entre el neoliberalismo salvaje y el delirio de la izquierda”, de Enrique Galindo Ferrández, Olga García Fernández y Carlos Fernández Liria

Dos de estos autores, Enrique Galindo y Olga García, vuelven a la carga señalando lo que ellos califican de caballo de Troya que posibilita la rendición definitiva de la escuela al capital bajo el camuflaje de una práctica democrática y modernizadora. Se trata del aprendizaje basado en proyectos y su promoción como la panacea definitiva para los males ancestrales de la escuela. Y de ahí el título de su libro: “Aprendizaje Basado en Proyectos. Un aprendizaje basura para el proletariado”.

Otro autor que repite obra es Carlos Fernández Liria, quien junto a Javier Mestre ha publicado “Escuela y libertad. Argumentos para defender la enseñanza frente a políticas educativas y discursos pedagógicos demenciales”. En opinión de ambos, la escuela pública lleva décadas amenazada por los recortes neoliberales, la instrumentalización mercantil y, también, por las políticas educativas y los discursos pedagógicos más demenciales. Los profesores deben enfrentarse tanto a la derecha neoliberal como a al progresismo delirante de unos expertos en educación que –da la impresión– jamás han pisado un aula. 

Y, para terminar, y fieles a nuestro principio de que siempre hay que leer a los clásicos, Harold Entwistle  nos trae a “Antonio Gramsci, una educación conservadora para una política radical”. Gramsci, figura seminal del pensamiento europeo de siglo xx, es uno de los pocos teóricos marxistas que anali­za el papel y la naturaleza de la educación. Este clásico libro, publicado originalmente en 1979, examina sus escritos educativos, políticos y culturales en un esfuerzo por resolver esta aparente discrepancia.  

En conclusión, si la gente inteligente sabe que los 365 días del año son adecuados para formarnos y educarnos, el Día Internacional de la Educación vamos a reservarlo para pensar sobre cómo es y debe ser nuestra educación. 

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