Es imposible precisar los inicios exactos de la enfermería. Cuidar de los enfermos y heridos es una parte natural de la existencia humana, pero durante mucho tiempo estuvo vinculada a las creencias religiosas. En Europa, por ejemplo, estuvo en manos de monjas y monjes de las órdenes religiosas. En el mundo islámico, Rufaida al Aslamia (c. 620), considerada la primera enfermera, cuidó de heridos en combate y formó en la higiene a otras mujeres. La historia de la enfermería moderna, sin embargo, comienza con Florence Nightingale, reformadora social incansable que aplicó un enfoque científico a la enfermería y comprendió la necesidad de basar la medicina en la estadística.
- Antes:
- C.390 Se construye el primer hospital general en Roma.
- 1633 Fundación en Francia de las Hijas de la Caridad, mujeres católicas dedicadas al cuidado de los enfermos pobres.
- Después:
- 1901 Nueva Zelanda: primer país con un registro estatal que exige formación reglada para ejercer la enfermería.
- 1916 Se funda en Reino Unido el mayor sindicato de enfermería del mundo, el Royal College of Nursing.
- 1948 Reino Unido instituye el primer Servicio Nacional de Salud público.
Florence Nightingale
Florence Nightingale nació en 1820 en Florencia (Italia) –de ahí su nombre– durante un viaje de sus padres por Europa. Su padre la educó en historia, filosofía y matemáticas, y desde temprana edad le gustó reunir y organizar datos: usaba listas y tablas para documentar su impresionante colección de conchas.
Pese a la oposición familiar, su vocación de combatir el sufrimiento la llevó a formarse en enfermería. Dirigió un equipo de enfermeras en la guerra de Crimea, y cuando volvió a Reino Unido en 1856 ya era una celebridad. A partir de 1858, a raíz de la enfermedad que contrajo en Crimea, Nightingale, sin apenas salir de casa, empleó su fama para trabajar por la reforma de la atención sanitaria y social. Fue la primera mujer en recibir la Orden del Mérito británica, y sus ideas sobre la práctica de la enfermería siguen presentes hoy en la profesión. Murió en 1910, a los 90 años.
- Obras principales:
- 1859 Notas sobre los hospitales.
- 1859 Notas sobre enfermería.
A mediados del siglo XIX, la enfermería no se consideraba una ocupación respetable para una mujer educada, y la familia de Nightingale se opuso a que adquiriera experiencia en hospitales. Fue durante un viaje por Europa y Egipto con amigos de la familia cuando Nightingale tuvo ocasión de estudiar los distintos sistemas hospitalarios. A principios de 1850 comenzó a formarse en el Instituto de San Vicente de Paúl en Alejandría (Egipto), y con ello, además de enfermería y su posterior formación en Alemania y Francia, aprendió a observar y organizar. Tras volver a Londres en 1853 asumió el puesto de superintendente de la Institution for Sick Gentlewomen in Distressed Circumstances (Instituto para el Cuidado de Señoras Enfermas en Dificultades), cuyas condiciones no tardó en mejorar, adquiriendo con ello aún mayor experiencia en administración y enfermería.
La dama de la lámpara en la guerra de Crimea
En marzo de 1854 comenzó la guerra de Crimea, conflicto bélico que enfrentó al Imperio ruso con los imperios británico, francés y otomano. Las instalaciones médicas británicas fueron duramente criticadas en la prensa por ineficaces e incompetentes. Nightingale, a punto de asumir el puesto de superintendente de enfermería en el King’s College Hospital de Londres, fue invitada a supervisar como administradora el despliegue de enfermeras en los hospitales militares británicos. Llegó a Scutari, cerca de Constantinopla (actuales Üsküdar y Estambul, respectivamente), en noviembre de 1854, acompañada de 38 enfermeras y 15 monjas. Se encontró con soldados hacinados sobre el suelo, con escasa ventilación, pocos alimentos, operaciones practicadas en malas condiciones higiénicas, un suministro inadecuado de equipo médico y enfermedades incontroladas como el cólera y el tifus.
En un primer momento, los médicos militares tomaron la presencia de Nightingale y su equipo como una intrusión y un ataque a su profesionalidad, pero las enfermeras no tardaron en demostrar su valor cuando, a los pocos días de su llegada, la afluencia de soldados heridos en batallas importantes amenazó con desbordar el hospital. Con los fondos aportados por el diario The Times, Nightingale compró equipo para el hospital y enroló a las esposas de los soldados para servicios de limpieza y lavandería. Atendió las necesidades físicas de los soldados, y también las psicológicas, ayudándoles a escribir cartas y a distraerse de su situación.
La enfermedad desempeñó un papel determinante en la guerra de Crimea: en el invierno de 1854–1855, 23000 hombres estaban incapacitados para el combate. La Comisión Sanitaria enviada por el gobierno británico en 1855 para realizar una investigación descubrió que el hospital de Scutari se había construido sobre una cloaca rota, y que los pacientes estaban bebiendo agua contaminada. Con la colaboración de Nightingale, se drenaron y repararon las cloacas, los aseos y baños, y se redujo el hacinamiento en los hospitales. Así empezó a decaer la espantosa tasa de mortalidad, desde el 41% al llegar Nightingale hasta solo el 2% hacia el final de la guerra. De vuelta en Gran Bretaña, su experiencia en Crimea movió a Nightingale a hacer campaña para mejorar los saneamientos en todos los hospitales.
Los logros de Nightingale y sus enfermeras en la lucha contra las condiciones miserables en Crimea le reportaron una fama enorme. Fue conocida como la «dama de la lámpara», a raíz de un artículo publicado en The Times: «Cuando todos los oficiales médicos se han retirado a pasar la noche, y el silencio y la oscuridad envuelven a los enfermos postrados, se la ve a ella sola, lámpara en mano, durante su ronda solitaria».
Pese a contraer la «fiebre de Crimea», que la debilitaría para el resto de su vida, Nightingale volvió a la guerra de Crimea en 1856, decidida a prevenir en el futuro la pérdida catastrófica de vidas de la que había sido testigo. Con el respaldo de la reina Victoria, convenció al gobierno para que estableciera una comisión real para estudiar las condiciones de salud en el ejército.
Números en imágenes. Visualización de datos
Como buena estudiante de matemáticas desde la infancia, Nightingale reunió datos y organizó un sistema de registro. Junto con su amigo William Farr, el estadístico más destacado de Reino Unido, y John Sutherland, de la Comisión Sanitaria, emprendió el análisis de las tasas de mortalidad del ejército en los hospitales de Crimea. Determinaron que la principal causa de muerte entre los soldados no era el combate, sino las enfermedades, en muchos casos prevenibles con una higiene adecuada. Los soldados tenían una probabilidad siete veces mayor de morir por infecciones contraídas en los hospitales que por las heridas recibidas en combate.
Nightingale decidió presentar visualmente los datos, «para afectar por los ojos lo que no conseguimos dar a entender al público por sus oídos a prueba de palabras», y presentó el diagrama de área polar, una variante de gráfico circular. El círculo se dividía en doce cuñas, una por cada mes, mayores o menores según el número de muertes, y con distintos colores asignados a las causas de muerte. Sus diagramas de mortalidad en pacientes influirían en el desarrollo de la epidemiología, la rama de la medicina que se ocupa de la aparición, distribución y control de las enfermedades epidémicas.
La representación gráfica de los datos es hoy la norma, y Nightingale fue una de las primeras en utilizarla para influir en las políticas públicas. El informe de la comisión real basado en sus datos proponía la creación de un departamento estadístico para rastrear las tasas de enfermedad y mortalidad, y así identificar los problemas para responder a tiempo. En 1858, en reconocimiento a su trabajo, Nightingale fue la primera mujer miembro de la Real Sociedad Estadística de Reino Unido. En el curso del Congreso Estadístico Internacional de 1860, propuso reunir las estadísticas de los hospitales para poder comparar los resultados por hospital, región y país, en el primer modelo sistemático de recopilación de datos hospitalarios. También abogó, sin éxito, por que se añadieran preguntas sobre salud al censo de población de 1861 de su país, por considerar que aportaría una perspectiva de enorme valor como fuente de datos para orientar las políticas públicas.
Formar enfermeras
La Escuela de Formación y Hogar de Enfermeras Nightingale, en el Hospital de Santo Tomás de Londres, recibió a las primeras diez alumnas en 1860. Financiada por el Nightingal Fund, un fondo de donaciones públicas establecido durante la estancia de Nightingale en Crimea, la escuela se proponía ofrecer formación práctica al personal de enfermería en hospitales organizados para ese fin. Fue en gran medida la escuela lo que permitió a Nightingale convertir la enfermería en un trabajo respetable y responsable, y sirvió de modelo adoptado en todo el mundo. El Nightingale Fund financió también una escuela de comadronas en el King’s College Hospital en 1862.
Cuando Nightingale publicó Notas sobre los hospitales y Notas sobre enfermería en 1859, no había un servicio de salud en el Reino Unido, y la atención privada no estaba al alcance de la mayoría. Consciente de la importancia de la higiene diaria para prevenir la propagación de la enfermedad, en Notas sobre enfermería se propuso educar al público, tanto en la mejora de las condiciones sanitarias como en el cuidado de los enfermos.
El énfasis de Nightingale en la calidad del saneamiento y la atención sanitaria se extendió a la reforma de los servicios ofrecidos a los miembros más pobres de la sociedad en las casas de trabajo. Estas instituciones prácticamente sin atención médica empleaban a internas sin formación como enfermeras. Gracias a la persistencia de Nightingale y a los fondos aportados por el filántropo William Rathbone, la primera enfermería de asilo para pobres donde se emplearon enfermeras capacitadas estuvo en Liverpool, donde, en 1865, doce enfermeras de la escuela de Nightingale trabajaron asistidas por dieciocho aprendices. El sistema sería adoptado gradualmente en otras instituciones.
Campaña por la salud
Nightingale creía que lo ideal era cuidar a los enfermos en casa, y aconsejó a Rathbone crear una escuela de formación y hogar de enfermeras en la Royal Infirmary de Liverpool. Abierta en 1862, la escuela fue la base de un sistema de enfermería de barrio, en el que las enfermeras salían a visitar a los enfermos en sus casas. La mala salud de Nightingale le impidió ejercer como enfermera, pero se mantuvo en campaña incansable, escribiendo miles de cartas y publicando unos 200 libros, informes y folletos. Aconsejó sobre salud en India, donde sus reformas redujeron drásticamente la mortalidad entre los soldados británicos, además de mejorar el saneamiento en las comunidades rurales. Como asesora del gobierno de EEUU durante la guerra de Secesión, inspiró la fundación de la Comisión Sanitaria de EEUU, y fue la mentora de Linda Richards, la primera enfermera profesional del país.
El mayor legado de Florence Nightingale consistió en encaminar la enfermería hacia una profesión moderna en el campo de la medicina. También fue una figura importante en la mejora de la higiene y de los saneamientos públicos, que aumentaron la esperanza de vida de un número ingente de personas. Aunque la ciencia médica haya avanzado enormemente desde ese momento, la concepción práctica y basada en datos de la salud pública de Nightingale no ha perdido relevancia en los servicios de salud actuales.
El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro de la medicina”
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