Me atrevería a decir que solo hay un presidente de comunidad autónoma cuyo nombre conocen en todas las otras comunidades. El mismo que, en los medios, tiene quizá más protagonismo que el presidente de su partido. A pesar de que su ámbito político es una autonomía, este presidente regional, con sus exabruptos e insultos, es el principal flagelo contra el actual Gobierno nacional de coalición, porque considera que su rival no está en su Parlamento autonómico sino en la Moncloa. Ese presidente es, en realidad, una presidenta, la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Ayuso logra el sueño de cualquier publicista: troquelar en nuestro imaginario todas sus ocurrencias. «Comunismo o Libertad», «Madrid es tan grande que puedes vivir sin encontrarte con tu ex-pareja y eso es libertad», «las cañas son importantes, es una cuestión cultural y también económica», «Que les vote Txapote»… No es que consiga titulares de prensa, es que sus gracietas se quedan semanas ocupando la actualidad mediática. Porque, como dice nuestra autora, Ayuso sabe que «cuanto mayor sea el número de ciudadanos a los que hay que convencer, menor ha de ser el esfuerzo mental que se les exija».
Hablar de «concebidos no nacidos» para contabilizar como familia numerosa o de los «atascos como una seña de identidad» orgullosa de los madrileños equivale, en el siglo XXI, a los espejitos y bisutería con los que los españoles engañaban a los indígenas americanos. Incluyendo entre los indígenas a todos los usuarios de izquierda que la agitan en las redes.
Pero si el discurso de Díaz Ayuso es impactante, no lo es menos su estrategia de imagen para mimetizarse según el lugar y el momento. Puede ser una inmaculada concepción compungida durante la pandemia, una joven sexi con tatuaje de Depeche Mode y chaqueta de cuero en una gala musical, una working girl con vestido barato en un inicio de temporada veraniega, o una elegante señora con un traje de la diseñadora Vicky Martín Berrocal si se trata de una recepción con los reyes. Estas metamorfosis tratan de convencerte de que es una trabajadora de clase media, una jovencita precaria que vive de alquiler, una líder política que salva a Madrid de la pandemia o una heroína que se enfrenta al comunismo bolivariano de Pedro Sánchez.
Pero todo eso ya lo sabe usted, lector. Lo que descubrirá ahora en este nuevo libro de la colección A Fondo, Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa es la realidad detrás de las bambalinas que la presidenta de la Comunidad de Madrid y sus acólitos de la prensa nos ponen todos los días.
La autora de este trabajo. Alicia Gutiérrez, es una de las periodistas que más ha cubierto las tropelías de Isabel Díaz Ayuso. Desde InfoLibre, Gutiérrez ha aportado más luz a la ciudadanía sobre el modus operandi de la presidenta de Madrid, de sus enjuagues económicos, de sus fintas a los jueces y de sus reyertas con la oposición madrileña y el Gobierno español, que toda la información oficial que podamos encontrar en los boletines oficiales y portales de transparencia de la comunidad.
A lo largo de Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa conoceremos la trayectoria de la presidenta madrileña, desde los tiempos a la sombra de su «madre política» Esperanza Aguirre hasta los apoyos de su «hermano» Pablo Casado. Todos ellos cadáveres políticos a día de hoy que ha ido dejando atrás, alguno incluso manchándose las manos de sangre (políticamente hablando).
También podremos encontrar todos los convolutos de Ayuso sobre los negocios de su familia, la de verdad. Desde la casa donada por sus padres para evitar un embargo que terminamos pagando todos hasta las comisiones de su hermano por unas mascarillas que también pagamos todos. Ya se sabe, neoliberalismo pasando la gorra por la caja pública.
Y, lo más importante, su política al frente de la Comunidad de Madrid. Alicia Gutiérrez destripa las cuentas públicas para mostrarnos que, con la pandemia, en 2020, último año del que hay datos oficiales de ámbito estatal, el porcentaje del PIB regional que Madrid destinó a sanidad se situó en el 4,7%, mientras que la media de todas las comunidades alcanzó una tasa del 6,9%.
Algo similar sucede en educación, la comunidad más rica de España cierra la lista autonómica de menor gasto por alumno en centros públicos.
Y por si con todo esto no tuvieran suficiente quienes no disponen de dinero para sanidad privada y colegio privado, las cifras también muestran que Madrid es la comunidad que menos porcentaje del PIB dedica a servicios sociales. Nada que sea motivo de preocupación, porque, según Ayuso, en Madrid «los ricos y pobres nos entendemos en la terraza del bar».
Mientras tanto, se multiplica el presupuesto para colegios privados concertados y se dispara el negocio de las aseguradoras sanitarias privadas ante el colapso de la sanidad pública.
La estrategia de Ayuso es la contraria a la de los padres para dar de comer a los bebés. Mientras que estos los entretienen moviendo un juguete de colores para meterles la comida en la boca, Ayuso te mueve el juguete en forma de declaraciones de chascarrillo a la vez que te quita la comida… la sanidad, la educación y, si eres anciano, la vida.
Porque especial atención merece la gestión de las residencias de ancianos durante la pandemia, donde, como es sabido, se impidió la asistencia y el traslado sanitario. La combinación letal de coronavirus y Ayuso ha provocado que la Comunidad de Madrid sea el espacio europeo donde más haya bajado la esperanza de vida. Los madrileños dejaron de morirse a los 85,8 años para morirse a los 82,3.
Otro elemento al que Gutiérrez dedica especial atención es la capacidad de Ayuso de cambiar de posición según vengan dadas. Un día se enfrenta a Vox para marcar distancias y al siguiente le guiña el ojo si necesita sus votos para la investidura. Un día abandera la unidad de España y al otro reivindica su balcanización fiscal para poder bajar los impuestos a los ricos en Madrid. Solo Ayuso puede poner como referente a la Isabel Católica que expulsó a los judíos al mismo tiempo que viaja a Israel a ofrecer Madrid como «casa» de la comunidad judía.
Y si algún periodista acorrala a preguntas a la presidenta de la Comunidad de Madrid, siempre puede responderle: «Bastante carajal tengo con lo mío para irme a otros ámbitos».
Y que nadie piense que la autora de Porque me da la gana. Ayuso, la nueva lideresa no ha querido escuchar y reflejar la posición de la protagonista. Según señala Alicia Gutiérrez, «los portavoces de la presidenta rehusaron por la vía del silencio la propuesta escrita de realizar una entrevista para la elaboración de este libro». Sin duda porque sabían que a los lectores de un libro no se los puede seducir con esas ayusadas que tanto triunfan en redes y bares. Yo confío en que usted es de esos lectores.