Milei

Milei es un estafador -y ya lo sabíamos antes del Criptogate

Eduardo Garzón

La criptoestafa millonaria impulsada y promovida por el presidente de Argentina se ha convertido en uno de los escándalos de corrupción política más aberrantes y conocidos del planeta. No es para menos: es la primera vez en la historia que el jefe de Estado de un país soberano consuma una estafa de más de 270 millones de dólares en tan sólo unas horas, y encima perjudicando principalmente a sus propios seguidores, aquellos defensores de los principios del liberalismo económico y enamorados del mundo de las criptomonedas. El planeta entero se ha enterado de que Javier Milei es un estafador; pero quienes seguimos sus pasos desde hace tiempo ya sabíamos que lo era.

O si no, ¿qué otro calificativo podría recibir una persona que ya promocionó en 2021 otra criptomoneda llamada CoinX que supuso una estafa de 20 millones de dólares y que acabó con sus promotores detenidos por la Justicia? ¿O que decía ser Doctor en Economía cuando realmente no lo era -ya que sólo tenía un reconocimiento simbólico denominado “doctorado honoris causa” emitido por una universidad privada controlada por sus amigos? ¿O que ha llegado a plagiar numerosos trabajos de investigación diferentes (e incluso series de televisión) para redactar columnas de opinión, su propio libro o sus discursos públicos? ¿O que daba cursos de formación en criptomonedas cuándo él mismo había reconocido -y sigue haciéndolo- que no tiene ni idea de dichos activos digitales? ¿O que dice tener conversaciones con su perro muerto e incluso con el mismísimo Dios? ¿O que se dice defensor de la libertad y de la vida, pero al mismo tiempo apoya enérgicamente al Estado genocida y sionista de Israel, además de oponerse a la interrupción voluntaria del embarazo? ¿O que dice que las fuerzas del mercado, dejadas sin ningún tipo de regulación, conducirán al mayor bienestar posible? ¿O que llegó al gobierno diciendo que iba a recortar a la casta, pero quienes han sufrido más del 80% de sus recortes han sido jubilados, universitarios, beneficiarios de subsidios y trabajadores de la construcción? ¿O que se comprometió a cortarse un brazo si aumentaba un impuesto para inmediatamente subir dos de los más importantes -Impuesto País y el Impuesto a las Ganancias? ¿O quién decía en la campaña electoral que el peso argentino era una divisa “excremento” y que iba a acabar con ella sustituyéndola por el dólar estadounidense, cuando lleva más de medio año interviniendo el mercado para fortalecer la moneda argentina y sacando pecho de ello? En fin, quien estaba mínimamente informado ya sabía perfectamente -mucho antes del escándalo reciente- que Javier Milei es un estafador.

No obstante, la peor estafa de todas en magnitud y en gravedad es una de la que apenas se habla: la extracción de rentas del pueblo argentino para entregárselo sin condiciones a acreedores financieros como el Fondo Monetario Internacional; todo ello mientras dice estar preocupado por la economía. Porque en esa estafa consiste en principal objetivo de Milei y que, desgraciadamente está logrando. El libertario ha recortado en todo tipo de gasto público, salvo en uno: deuda pública. Esa partida presupuestaria es intocable para él, a pesar de que podría haber impagado parte de esa deuda al igual que ha impagado buena parte de la deuda que tenía contraída el Estado argentino con sus pensionistas por su trabajo realizado durante décadas. Alcanzar superávit público fiscal, como ha hecho desde el primer mes de gobierno, no es más que extraer más rentas de los argentinos a través de impuestos que las rentas entregadas al mismo a través de prestaciones y servicios públicos. Y todo ese dinero extraído se destina íntegramente a pagar a los acreedores financieros, que son agentes económicos a quienes les sobra el dinero (de lo contrario, no lo invertirían en deuda pública). En otras palabras: está empobreciendo a todo el pueblo argentino, especialmente a rentas bajas y medias, para entregarles el dinero a las rentas altas (nacionales y, sobre todo, extranjeras). Es todo lo contrario de lo que tiene que hacer un buen gobernante preocupado por su gente y su país. Milei es un estafador en toda regla.

Al fin y al cabo, para eso llegan al poder este tipo de personajes que dicen perseguir la estabilidad macroeconómica. Es un cuento muy viejo y que ha sido utilizado por muchos gobernantes a lo largo de la historia, como explico con detalle en mi libro La otra economía que no nos quieren contar: Teoría Monetaria Moderna para principiantes. Pero, tal y como también explico en dicho libro, afortunadamente hay otras formas de proceder y otras formas de entender la gestión económica que sí ponen en el centro el bienestar de la gente. Lo único que hace falta es no dejarse engañar por estafadores.

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