¿Cómo es posible que una vez se alcanzó en Occidente el Estado de bienestar se haya perdido paulatinamente? ¿Cómo se puede explicar que el reparto de la riqueza sea cada día más injusto? ¿Cómo es posible que las grandes autoridades políticas sigan pidiendo grandes sacrificios a los de abajo y permitan la amnistía fiscal a los de arriba? ¿Qué (o quién) nos ha llevado a la situación dolorosa y de miseria que vive la gran mayoría? ¿Por qué estamos como estamos?
La atmósfera social en la que se desarrolla la sociedad actual, por extravagante que parezca, es una olla: el agua se ha ido calentando poco a poco, cociendo paulatinamente y de manera soportable a la ciudadanía, hasta que el agua hierva, momento en el que o bien el fin será inevitable, o bien nos percatamos de la situación para detenerla. Pero ¿cómo es posible mostrar que estamos al fuego si estamos dentro de una olla? La respuesta ya la señalamos en otra entrada de No cierres los ojos, Sobre la democracia o la socialización del poder y en De las palabras a los hechos políticos, esto es, con balas dialécticas, con herramientas de pensamiento asequibles a todo ciudadano. Es preciso hacer comprensible la dinámica y las consecuencias de la sociedad capitalista en la que vivimos, entender cómo funciona y por qué las cosas son como son, y no hay nadie que lo haga de mejor modo que Eduardo Sartelli en La cajita infeliz. Un viaje marxista a través del capitalismo.
Con su libro, Eduardo Sartelli demuestra que para comprender nuestra sociedad y para poder cambiarla es preciso ubicarla dentro de una totalidad que le dé sentido y evitar comprender cada elemento de un modo independiente; que la realidad es mucho más compleja de lo que parece en un primer momento, que hay que buscar detrás de la realidad y no rascar la superficie; y, finalmente, que hay quienes se benefician de esa situación.
No quieren que los hijos de la mala suerte, los solos, los tristes, los pobres, que la sal de la tierra pueda abrir los ojos: a pesar de todo, venceremos.