La filosofía contemporánea huye de los grandes sistemas de pensamiento, donde la realidad quedaba firmemente estructurada y el conocimiento (como cualquier modo de aproximarse al mundo) quedaba determinado. Esos sistemas, propios del siglo xix, no solo buscaban descubrir la realidad, sino que en realidad perseguían dominarla, someterla a su sistema.
Cuando estos intentos se muestran impotentes ante la pluralidad y diversidad de lo real, cualquier sistema se muestra insuficiente. Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en la dialéctica hegeliana, que se produce en tres momentos. En el primero se desarrolla un concepto, que, al enfrentarse con otros, o consigo mismo en su recorrido, genera un conflicto, una incoherencia o una contradicción, colapsando e interrumpiendo su continuidad, constituyendo este el segundo momento. Finalmente ese conflicto se resolverá acudiendo a un tercer concepto en el que se superan y reconcilian los dos anteriores. Se genera así un concepto que surge necesaria y naturalmente del mismo. Se crea así una estructura fija de pensamiento y análisis (y de dominio).
Pero el pensamiento puede entenderse de otra manera mucho más rica y versátil, que escapa de cualquier anclaje o estructura firme: por un momento concibamos que no es posible ni la superación ni la reconciliación, que el movimiento y el conflicto jamás encuentran solución definitiva ni absoluta, sino que encuentran soluciones “provisionales” hasta que surge un nuevo conflicto. De este modo no hay una única estructura ni un momento absoluto o pensamiento que lo englobe todo. Así, los conceptos son como un cielo estrellado en el que el pensamiento dibuja y desdibuja constelaciones según vincule o separe astros del firmamento: sólo así es posible pensar la realidad. Ese es el correcto modo de pensar el mundo que nos ofrece Walter Benjamin, y ese es el motivo por el que nuestro autor, tal y como hace en Calle de sentido único, se atreve a pensar y reflexionar sobre lo pequeño, dándole pequeños bocados a elementos de nuestras vidas.
Cada idea, una estrella, y pensar, dibujar constelaciones: Benjamin, ¿cuándo nos llevarás a ver las estrellas?
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