- * Creyentes: Aborígenes australianos
- * Cuándo: Desde la prehistoria
- * Después:
- 8000 a.C. Fecha asignada a ciertos cambios en el paisaje australiano según la tradición oral aborigen, apoyada por las pruebas geológicas.
- 4000–2000 a.C. El arte rupestre aborigen representa a los seres ancestrales del Sueño; se cree que las primeras representaciones de la Serpiente Arcoíris son aún más antiguas, datándolas en unos 8.000 años.
- 1872 Uluru es visto por primera vez por un no nativo, Ernest Giles, que habla de una «roca excepcional». En 1873, William Gosse la denomina Ayers Rock.
- 1985 La propiedad de Uluru es devuelta a los pueblos pitjantjatjara y yankunytjatjara.
Dentro de la tradición aborigen australiana, el momento de la creación se llamó Tiempo del Sueño en el pasado, pero hoy se conoce como el Sueño. Este término capta mejor el elemento crucial de la creencia aborigen: que la creación es continua y se da en el presente eterno y real, y no en un pasado remoto. Por lo demás, se cree que se puede acceder al Sueño a través de actos rituales, cantos, bailes y narraciones, así como mediante objetos sagrados o pinturas realizadas sobre arena, roca, corteza de árbol, tela o el propio cuerpo humano.
Los mitos del Sueño, llamados Sueños, hablan de los seres ancestrales, conocidos como Primer Pueblo o «los eternos del Sueño», y de su papel en la creación. La tradición aborigen cuenta cómo estos seres despertaron en un mundo primordial que aún era maleable: viajaron por toda la tierra, dejando tras ellos rutas sagradas conocidas como «líneas de canciones» o «sendas del Sueño». A medida que avanzaban, fueron dando forma a humanos, animales, plantas y al paisaje, estableciendo rituales, definiendo las relaciones entre las cosas y cambiando una y otra vez de las formas animales a las humanas. Finalmente, ellos mismos se transformaron en elementos de la naturaleza como estrellas, rocas, abrevaderos y árboles.
La tierra viviente
Los Sueños están, por consiguiente, íntimamente ligados a elementos naturales como colinas, rocas y arroyos, así como a las propias sendas del Sueño. Los pueblos aborígenes veneran la topografía de Australia como sagrada porque ofrece evidencias tanto de las andanzas de sus ancestros espirituales como de sus cuerpos. Los gunwinggu describen la tierra como impregnada del djang (poder espiritual) de los seres ancestrales: esto es lo que le da su vida y su poder sagrado.
Esta topografía sagrada converge en Uluru, formación rocosa de arenisca en el Territorio del Norte que es el centro del que se dice que irradian todas las sendas del Sueño. Uluru es venerado como un gran depósito de djang, como el cordón umbilical del cuerpo vivo de Australia.
Los aborígenes consideran que la tierra es tanto su herencia como su responsabilidad, y la protegen en consecuencia. Aunque ellos pueden ser mortales, el djang de sus seres ancestrales vive por siempre, está siempre en el ahora.
El origen de Uluru
Según una leyenda, antes de que existiera Uluru, allí vivían los kunia, el pueblo «pitón de alfombra». Hacia el oeste vivían los windulka, el pueblo «semilla de mulga», que invitaron a los kunia a una ceremonia. Aunque los hombres kunia aceptaron, al detenerse en la poza de Uluru vieron a unas metalungana, mujeres «escinco rugoso» y olvidaron la invitación. Los windulka enviaron al pájaro mielero Panpanpalana a buscar a los kunia, y estos le dijeron al pájaro que ya no podían ir porque acababan de casarse. Agraviados, los windulka pidieron a sus amigos los liru, el pueblo «serpiente venenosa», que atacaran a los kunia. Tras un violento combate, los liru derrotaron a los kunia, que rodearon a su agonizante líder, Ungata, y cantaron hasta la muerte. En el transcurso de la batalla, se formó Uluru: tres agujeros en lo alto de la roca señalan el lugar donde Ungata murió desangrado, y el agua que brota de ellos es su sangre y, cuando cae, llena la poza de Wanambi, la Serpiente Arcoíris.
El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro de las religiones”
El libro de las religiones
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