Educación para la Ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho ha vuelto a sembrar la polémica mediática. Desde que se publicó en el año 2007, decenas de medios de comunicación han ejemplificado con este ensayo crítico como si se tratase de un libro de texto para impartir la asignatura propuesta por el anterior Ejecutivo. No obstante, tras el escándalo se incluyó en el prólogo de la segunda edición una advertencia para no volver a ocasionar confusiones:
“No sólo no es verdad que sea un manual. Se trata más bien de un antimanual especialmente escrito en contra de la asignatura misma. Por supuesto, este detalle ha pasado desapercibido, porque la prensa de derechas estaba muy interesada en monopolizar la oposición a la asignatura y la prensa gubernamental, muy interesada en ocultar el hecho de que, desde el principio, hubo una oposición de izquierdas a la Educación para la Ciudadanía.”
Ayer el nuevo ministro José Ignacio Wert explicó en la Cadena Ser los cambios que se van a realizar en Educación. Entre ellos, se incluye eliminar Educación para la Ciudanía y, para justificar la erradicación de la materia, de nuevo se citaba el ensayo de Ediciones Akal.
La controversia volvió a saltar a la palestra mediática y, en el mismo programa, el subdirector editorial de Akal, Jesús Espino, tuvo que reiterar cinco años después la diferencia entre una reflexión y un libro de texto. “El ministro Wert o miente o demuestra una ignorancia supina”, se lamentaba el editor.
Pronto llegó el comunicado de prensa del grupo editorial, se hacían eco los periódicos y medios digitales e incluso en las redes sociales no daban crédito a que el nuevo ministro cometiese este error. Desde la cartera de Educación, Cultura y Deporte enviaron una nota de prensa asegurando que el ensayo se dirige a la comunidad educativa y “puede utilizarse en clase”.
La obra nunca recibió la homologación del Ministerio, ni siquiera se intentó. Al fin y al cabo es una reflexión crítica realizada por profesores universitarios donde defienden una enseñanza de la Filosofía como saber científico y no un cambio en el currículo educativo que pretenda “amaestrar a los niños en lo políticamente correcto y en las supercherías de la ideología dominante”, según afirman los propios autores en el libro.