- Enfoque:
- Conflicto de clases
- Fechas clave:
- 1755 Jean-Jacques Rousseau identifica la propiedad privada como la fuente de todas las desigualdades.
- 1807 Georg Hegel interpreta el progreso histórico en Fenomenología del espíritu.
- 1819 Henri de Saint-Simon lanza la revista L’Organisateur para promover sus ideas socialistas.
- 1845 En Situación de la clase obrera en Inglaterra, Friedrich Engels describe la división de la sociedad capitalista en dos clases sociales.
- 1923 Se funda el Instituto de Investigación Social, que atrae a un importante número de intelectuales marxistas a la Universidad de Fráncfort.
Karl Marx
Considerado uno de los padres fundadores de la sociología, Karl Marx fue también un economista, político, filósofo e historiador influyente. Nació en Tréveris (Alemania) y por insistencia de su padre, abogado, estudió derecho en lugar de filosofía y literatura como deseaba, en la Universidad de Bonn y después en Berlín, donde se interesó por Hegel.
Después de doctorarse en la Universidad de Jena en 1841, trabajó como periodista en Colonia y se trasladó a París, donde desarrolló sus teorías económicas, sociales y políticas en colaboración con Friedrich Engels. En 1845 ambos redactaron el Manifiesto comunista. El fracaso de las revoluciones europeas de 1848 obligó a Marx a refugiarse en Londres. A la muerte de su esposa en 1881, su salud se deterioró, y murió dos años después, a los 64 años.
- Obras principales
- 1848 Manifiesto comunista.
- 1859 Contribución a la crítica de la economía política.
- 1867 El capital (volumen I).
El estudio científico de la sociedad
A mediados del siglo XIX, Europa estaba sumida en la inestabilidad política iniciada con la Revolución francesa. El espíritu insurreccional se propagó por el continente, y se multiplicaron los intentos de derribar el antiguo orden de monarquías y aristocracia a favor de regímenes republicanos democráticos. Al mismo tiempo, gran parte de Europa se enfrentaba a los cambios sociales generados por la industrialización. Algunos filósofos habían explicado los problemas del mundo industrial moderno en términos políticos y habían propuesto soluciones políticas, y para otros, como Adam Smith, la economía era la causa y a la vez la respuesta a dichos problemas, pero se había estudiado poco la estructura de la sociedad.
Entre los años 1830 y 1842, el filósofo francés Auguste Comte defendió que era posible, y hasta necesario, el estudio científico de la sociedad. Karl Marx coincidía con él en la necesidad de un enfoque objetivo y metódico, y fue uno de los primeros en aplicarlo. Sin embargo, no se propuso llevar a cabo un estudio propiamente sociológico, sino explicar la sociedad moderna en términos históricos y económicos, empleando la observación y el análisis a la hora de identificar las causas de la desigualdad social. Mientras que Comte vio en la ciencia el medio para lograr el cambio social, para Marx este solamente podía alcanzarse mediante la acción política.
La noción de progreso histórico
En la época de Marx, la explicación convencional del desarrollo de la sociedad era la evolución en etapas: desde la caza y la recolección, pasando por las sociedades nómadas ganaderas y agrícolas, hasta la moderna sociedad mercantil. Como filósofo, Marx reconocía este concepto del progreso social y los orígenes económicos de la sociedad industrial, pero desarrolló su propia interpretación del proceso,
Su principal influencia fue el filósofo alemán Georg Hegel y su concepción dialéctica de la historia: el cambio se produce por una síntesis de fuerzas opuestas que resuelve la tensión entre ideas contradictorias. Sin embargo, Marx contemplaba la historia como la evolución de las circunstancias materiales en lugar de las ideas, y si bien tomó de Hegel el marco dialéctico, rechazó gran parte de su filosofía. También le influyeron pensadores socialistas franceses, como Jean-Jacques Rousseau, que responsabilizó a la propiedad privada de la desigualdad en la sociedad civil.
Marx propuso un nuevo enfoque del estudio del progreso histórico. Afirmó que son las condiciones materiales en las que viven los individuos las que determinan la organización de la sociedad, y que los cambios de los medios de producción (herramientas y maquinaria empleadas para crear riqueza) conducen a los cambios socioeconómicos.
El materialismo histórico, como se llamó este enfoque del desarrollo histórico, explica la transición de la sociedad feudal a la capitalista moderna como resultado de la aparición de nuevos métodos de producción. Bajo el feudalismo, los nobles controlaban los medios de producción agrícola como dueños de la tierra que cultivaban campesinos o siervos. En la era de las máquinas surgió una nueva clase, la burguesía, dueña de unos nuevos medios de producción, que disputó su lugar a los nobles y provocó un cambio en la estructura económica de la sociedad. Los elementos opuestos de la sociedad feudal contenían las semillas de la sociedad capitalista que la sustituyó. Como sostuvo Marx junto con Friedrich Engels en el Manifiesto comunista:
«La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases»
Mientras que el feudalismo se había caracterizado por dos clases, la nobleza y el campesinado, la sociedad industrial moderna había creado una clase capitalista, la burguesía, dueña de los medios de producción, y una clase proletaria, que trabajaba en las nuevas estructuras, las fábricas.
Conflicto de clases
Según afirma Marx, la tensión y el conflicto entre las clases sociales resultan inevitables, y por consiguiente, así como el feudalismo había sido reemplazado, lo sería la sociedad capitalista y la burguesía dominante. Algún día, el proletariado controlaría la sociedad, tras haber acabado con el sistema que lo había engendrado.
Es el modo de producción de los bienes materiales lo que determina la estructura social de la sociedad capitalista: las clases del capital y del trabajo. Los capitalistas obtienen su riqueza de la plusvalía de los bienes producidos en las fábricas de su propiedad con el trabajo de los obreros. En cambio, el proletariado no posee prácticamente nada y tiene que vender su trabajo a la burguesía para sobrevivir. La relación entre las clases es de explotación, al enriquecer a los dueños del capital y mantener en la pobreza a la clase trabajadora. Además, el trabajo no cualificado en las fábricas resulta deshumanizador, y su consecuencia es la alienación del proceso de producción, agravada por la amenaza de pérdida del empleo cuando la producción supera a la demanda.
Con el tiempo, la opresión genera en el proletariado una conciencia de clase que le impulsa a organizar movimientos por su bien colectivo. El egoísmo inherente al capitalismo tiende a impedir una evolución similar en el seno de la burguesía, y la competencia constante conduce a crisis económicas cada vez más frecuentes. La creciente solidaridad de la clase trabajadora y el debilitamiento de la burguesía permitirán con el tiempo al proletariado hacerse con el control de los medios de producción y crear una sociedad sin clases.
Una aportación fundamental
El análisis de Marx de cómo el capitalismo había creado clases socioeconómicas en el mundo industrial fue uno de los primeros estudios científicos de la sociedad al basarse en algo más que la mera teoría y ofreció una explicación completa, a la vez económica, política y social, de la sociedad moderna. Con este fin, Marx introdujo varios conceptos fundamentales para el pensamiento sociológico posterior, en particular los de lucha de clases, conciencia de clase, explotación y alienación. Sus ideas inspiraron a numerosos revolucionarios, y durante buena parte del siglo XX casi un tercio de la población mundial vivió bajo regímenes fundados sobre principios marxistas. Sin embargo, no todos estuvieron de acuerdo con la división marxista de la sociedad en clases definidas por su posición económica, ni con la idea de que el cambio social es el resultado inevitable de la lucha de clases.
En la siguiente generación, tanto Émile Durkheim como Max Weber, considerados con frecuencia junto con Marx los «padres fundadores» de la sociología moderna, desarrollaron perspectivas diferentes. Durkheim reconocía que la industria había modelado la sociedad moderna, pero sostenía que era la propia industrialización, no el capitalismo, la raíz de los problemas sociales. Weber, por su parte, aceptaba las causas económicas de la lucha de clases, pero consideraba demasiado simple la división de la sociedad en burguesía y proletariado con criterios puramente económicos; creía que el auge del capitalismo tenía también causas culturales y religiosas, y que estas se reflejaban en clases basadas en el prestigio y el poder además de en la posición económica.
Si bien el influjo de Marx en la sociología del mundo occidental declinó durante la primera mitad del siglo XX, los miembros de la llamada Escuela de Fráncfort de sociólogos y filósofos (entre los que se cuentan Jürgen Habermas, Erich Fromm y Herbert Marcuse) destacaron en la defensa de sus principios. Tras la Segunda Guerra Mundial, durante la guerra fría, la opinión se dividió aún más. En EE UU en particular, toda teoría relacionada con Marx fue desacreditada, mientras que en Europa, especialmente en Francia, numerosos filósofos y sociólogos desarrollaron sus ideas sociales.
Actualmente, mientras la tecnología continúa transformando nuestro mundo y crece la conciencia de la desigualdad económica, algunas de las ideas básicas de Marx han suscitado de nuevo el interés de ciertos sociólogos, economistas y politólogos.
El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro de la Sociología”
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