Pascual Serrano
Tal día como hoy, el 20 de abril de 1912, muere el escritor Abraham “Bram” Stoker. Un nombre asociado ya a la historia de Drácula, su creación literaria más reconocida.
Bram fue el tercero de siete hermanos. Debido a su mala salud, pasó sus primeros siete años en cama mientras donde su madre le contaba historias de fantasmas y misterios, que más tarde influyeron en su obra. A los siete años se recuperó por completo y tuvo un magnífico resultado académico y deportivo y aprobó las oposiciones de Derecho para poder ejercer como abogado en Inglaterra. El 4 de diciembre de 1878 Stoker se casó con Florence Balcombe, una antigua novia de su amigo Oscar Wilde, con la que tuvo un hijo.
Entre sus obras, merecen especial mención The Jewel of the Seven Stars (La joya de las siete estrellas, narración de tema egipcio, otra de las modas orientalistas de la época; 1904), The Lady of the Shroud (La dama del sudario, 1909), The Lair of the White Worm (La guarida del gusano blanco, 1911) y relatos de exquisita sensibilidad terrorífica como «Dracula’s Guest» («El huésped de Drácula», que algunos interpretaron erróneamente como un capítulo desechado de la novela), o la «La casa del juez», que aquí reseñamos y reproducimos en audio en nuestro blog Nos cierres los ojos, y que se encuentra incluido en la obra “Fantasmas. Relatos victorianos y eduardianos. Edición anotada”.
Su experiencia como crítico de teatro para el Dublin Evening Mail, cuyo copropietario era el célebre escritor de novela gótica Sheridan Le Fanu, uno de los más importantes de su época por relatos como el de Carmilla, sobre una vampiresa, influyó mucho en Stoker a la hora de escribir Drácula.
Publicada en 1897, Drácula se pudo leer en castellano en 1935 por Ediciones Hymsa bajo la colección La novela aventura. Su publicación marcó un hito en la literatura de terror. Tanto es así que ha contribuido de manera importante a que la figura del vampiro se haya convertido en uno de los mitos más sugerentes de la modernidad.
Gracias a las notas que Bram Stoker tomó durante el proceso de elaboración de su trabajo, sabemos que el nombre que inicialmente había pensado para su vampiro era el de Count Wampyr. También sabemos, siguiendo lo analizado por Elizabeth Miller, que la primera vez que Stoker lee el nombre de Drácula es en un libro que toma prestado de la biblioteca pública de Whitby durante el verano de 1890. El ensayo, escrito por William Wilkinson en 1820, se titulaba Consideraciones sobre los principados de Valaquia y Moldavia. En dicho volumen solo se habla de un individuo llamado Drácula.
Aunque escrita en 1897, su auténtico éxito llegó en 1924, varios años después de la muerte de Bram Stoker. Ese año el dramaturgo Hamilton Dean apostó por trasladar la novela a las tablas. Aunque la trama simplificaba bastante el texto original y obviaba las partes más espectaculares de la historia, su éxito en Inglaterra fue apabullante. En 1927 la representación se trasladó a Nueva York, causando gran impacto entre el público norteamericano. El intérprete encargado de dar vida a Drácula fue Bela Lugosi, por entonces un actor desconocido. La obra estuvo varios años más de gira por los EE.UU. antes de ser adaptada, en 1931, a la gran pantalla, logrando de nuevo un impresionante éxito. Aquello fue lo que impulsó el éxito de la novela. Hacia finales de la década de 1920 se vendían unos 20.000 ejemplares al año. Había nacido un mito.
Hasta el día de hoy no ha dejado de publicarse, ha sido traducida a más de cincuenta idiomas y ha logrado vender alrededor de doce millones de copias. ha sido adaptado al cine, cómics, teatro y/o televisión en innumerables ocasiones; siendo la más fiel al libro y la más destacada la adaptación al cine realizada por Francis Ford Coppola en 1992.
Lo que nosotros queremos destacar es la versión anotada de Drácula, Drácula anotado. Siguiendo la misma pauta que «Alicia anotada» o «Sherlock Holmes anotado», este libro ofrece el clásico de Bram Stoker acompañado de un amplio corpus de notas en las que se dilucidan numerosas cuestiones relacionadas con el autor, los personajes o los escenarios en los que transcurre la acción. Los textos se acompañan de un impresionante aparato gráfico que incluye mapas, grabados y fotogramas de las principales películas que han abordado uno de los textos fundacionales (si no el texto fundacional) de la literatura de vampiros.
El autor de las notas y prólogo es Leslie S. Klinger (n. 1946), quien está considerado como una de las principales autoridades del mundo en figuras literarias como Sherlock Holmes, Drácula, H. P. Lovecraft y del género de ficción del siglo XIX, e imparte frecuentemente cursos sobre estos personajes y sus obras en la UCLA. Su trabajo ha sido merecedor de numerosos premios y nominaciones, incluyendo el Edgar® al Mejor libro crítico-biográfico en 2005 para Sherlock Holmes Anotado: Relatos, publicado en también en español en la colección Grandes libros de Ediciones Akal. Sus presentaciones y ensayos han sido publicados en numerosos libros, novelas gráficas, revistas académicas y periódicos, y ha sido asesor para diversos filmes, novelas y cómics relacionados con Holmes y Drácula.
Klinger señala que, tras terminar, se encontraba tan inmerso en el mundo victoriano que odiaba la idea de no proseguir en su estudio sobre ese periodo. No olvidemos que una de las características de la época victoriana, asociada a su moralidad y su pobreza material, es una explosión literaria que buscaba la huida a través de la ficción de ese mundo represivo y asfixiante. Uno de los mejores estudios acerca de la relación entre la literatura y la cultura del XIX en Inglaterra nos lo ofrece Antonio Ballesteros en “El lado oscuro de la cultura victoriana. Jack el Destripador y otros monstruos”.
Klinger se puso a penar en qué libros de aquella época podía ocuparse. “Uno en concreto se destacó entre los demás, Drácula, de los más influyentes del siglo XIX. Recordé cuando lo leí por vez primera, sentado en el suelo del vestíbulo de mi residencia universitaria para no molestar a mi compañero de habitación. Yo estaba solo en la semioscuridad; era noche avanzada y, para gran sorpresa mía, me sentía realmente asustado con la lectura del libro. ¿Cómo podía un texto, que por entonces tenía casi setenta años de existencia (sí, mi vida universitaria tuvo lugar hace mucho tiempo) ejercer tal poder? Lo he vuelto a leer muchas veces, pero sólo recientemente comprendí cómo podía proporcionarme una nueva perspectiva para este tiempo libre”.
Recuerda Klinger que esta obra suya “es la primera versión anotada de Drácula en que se utiliza el manuscrito de la obra (en mis notas, Manuscrito). Hasta el año 2005, sólo unas pocas páginas del Manuscrito –propiedad de un coleccionista privado– habían sido examinadas por los investigadores. Yo pude estudiar el Manuscrito completo durante dos días, y los sorprendentes resultados de tal examen se incluyen en las notas al presente libro. Para una completa explicación de las fuentes textuales y la naturaleza de las Notas y del Manuscrito, véase al final de este volumen («Fuentes textuales»)”.
“Mi principal propósito -afirma Klinger- ha sido el de recuperar la sensación de asombro, emoción y total entretenimiento de esta gran obra. Para ello, quizá por primera vez, estudio todo lo publicado (cartas, diarios, documentos) de Bram Stoker tal como él mismo quería: utilizo –al igual que hice en Sherlock Holmes anotado– una moderada ficción, la de que los sucesos descritos en Drácula «ocurrieron realmente», y que la obra presenta lo sucedido a personas verdaderas, a quienes Stoker ha cambiado el nombre, y cuyos papeles (los «Papeles Harker» en mis notas) ha manipulado el autor ostensiblemente para ocultar sus identidades. Al ver el material desde esta perspectiva histórica, señalo ocultaciones, inconsistencias y errores en nombres, fechas, lugares y descripciones de personas y de sucesos. Proporciono también información apropiada sobre la época, utilizando fuentes victorianas contemporáneas, con objeto de comprender la historia, la cultura, la tecnología y el vocabulario de esos personajes tan notables”.
Recordemos que esta edición de “Drácula anotado”, incluye, entre otras cosas:
– 1.500 notas que facilitan información sobre cada aspecto de la novela.
– Miles de ilustraciones, desde mapas victorianos hasta pósters cinematográficos.
– Peculiares rarezas históricas referentes a la ciencia de la transfusión sanguínea.
– Una novela que por primera vez introduce Drácula como un texto histórico.
– Nuevas revelaciones sobre los personajes: Jonathan Harker, Van Helsing, Lucy Westenra y, por supuesto, el mismísimo Conde.
– Una introducción de Neil Gaiman.
De esta obra Stephen King dijo: «Este es un libro que todo lector serio del género de terror debería tener en su estantería. Leerás Drácula con nuevos ojos. ¡Es fascinante!»
Sin duda, este 20 de abril, aniversario de la muerte de Bram Stoker es un buen día para acercarnos, con tanto terror como deseo, a Drácula.