Pascual Serrano
Cada años se celebra el 21 de marzo el Día Mundial de la Poesía. La UNESCO lo aprobó durante su 30ª Conferencia General en París en 1999, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y fomentar la visibilización de aquellas lenguas que se encuentran en peligro.
Según señala la UNESCO, el Día Mundial de la Poesía es una ocasión para honrar a los poetas, promover la lectura, la escritura y la enseñanza de la poesía y aumentar la visibilidad de poesía en los medios.

Nosotros lo haremos trayendo aquí el libro Poesía completa de Miguel Hernández. Editado por David Becerra Mayor, incluye también un estudio preliminar y unas las notas en donde analiza las contradicciones, desplazamientos y rupturas de ese mundo en crisis que atraviesa y constituye la producción poética de Miguel Hernández. Se rastrean los síntomas del inconsciente ideológico y estético del poeta-pastor que devino –cuando «el dolor y su manto vienen una vez más a nuestro encuentro»– poeta del pueblo.
David Becerra Mayor es profesor de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado como profesor e investigador post-doctoral en la Université de Liège y en la Université catholique de Louvain; ha sido también profesor visitante en Lunds universitet y en la Università degli Studi di Milano, e investigador visitante en la Universidad de La Habana, en New York University y en University of California, Santa Barbara.
Es autor, entre otros libros, de La novela de la no-ideología (2013), La Guerra Civil como moda literaria (2015), Convocando al fantasma, y Después del acontecimiento (2021).
En Ediciones Akal ha publicado Qué hacemos con la literatura (escrito con Raquel Arias Careaga, Julio Rodríguez Puértolas y Marta Sanz, 2013) y ha realizado asimismo ediciones críticas de La mina de Armando López Salinas (2013), La consagración de la primavera de Alejo Carpentier (2015).
Hemos querido preguntarte por Miguel Hernández, y este libro suyo de poesía
La primera pregunta, que considero obligada, es por qué eliges a Miguel Hernández para este trabajo recopilatorio y esa tremenda investigación que supone tu estudio preliminar de casi cien páginas.
Miguel Hernández es uno de los autores más interesantes del siglo XX español, no solo porque fue un magnífico poeta que tuvo una gran relevancia en el campo literario de su época, sino porque además tanto en su vida como su obra se condensan las contradicciones ideológicas del momento histórico que vivió. Quería aproximarme a su producción literaria para analizar precisamente, en un sentido fuerte del término, cómo esas contradicciones operan en su literatura, cómo se desplazan o desbordan en función de la coyuntura histórica.
En tu introducción, llama la atención la relación, en sus inicios, de Miguel Hernández con la derecha. ¿Puedes explicarla?
Sí, me interesa esa producción reaccionaria, católica y filofascista del primer Miguel Hernández, precisamente porque nos permite observar la manera en que un miembro de una clase intermedia de una sociedad que se está transformando, una clase en crisis con el desarrollo de las fuerzas capitalistas, puede caer en un lado u otro de la antinomia: puede asumir una posición reaccionaria y rechazar la sociedad capitalista añorando un idealizado mundo anterior que conoció nunca y acaso nunca existió, o puede abrazar la revolución y luchar contra ese sistema. que le condena a su clase a la extinción imaginando un mundo sin clases.
Esa contradicción le lleva a afirmar en una carta a Federico García Lorca que es «fascista y comunista a la vez, sin ser nada». Quiero leer esa incertidumbre como un síntoma de la crisis que vive como miembro de una clase en crisis en un mundo en crisis, y su literatura reaccionara como un producto de estas contradicciones que le atraviesan y constituyen.
Sin embargo, y aunque como historiador de la literatura esta primera producción literaria me resulta muy interesante, déjame añadir que la literatura realmente importante de Miguel Hernández es la que produce en la guerra y la revolución, no porque me guste más (que es evidente que me gusta más), sino porque en ella Hernández está produciendo una literatura radicalmente otra, una nueva práctica de la literatura, que es lo que le hace ser un poeta literario e históricamente distinto.
En tu libro existe un apartado titulado Poesía no publicada. ¿Puedes explicar un poco eso? ¿De dónde logras rescatar esos poemas?
Para esta edición no he querido proponer una lectura lineal de Miguel Hernández, he preferido separar los poemas en función de si estos fueron recogidos en libros, o prensa o revista, o si por el contrario no fueron publicados en vida. He seguido este criterio para mostrar cómo cada espacio de circulación de la literatura tiene sus propios códigos, su propio lenguaje, su distinta norma literaria, haciendo posible que al mismo tiempo que recoge, por ejemplo, sus poemas más vanguardistas en el dispositivo libro, está escribiendo poemas reaccionarios en revistas y prensa local. Cada lugar exige un tono y un lenguaje.
De la misma manera, consideró que era importante separar la literatura que había sido publicada, y por lo tanto validada y reconocida como literatura por la institución literaria, de aquella que había sido rechazada o no había llegado a encontrar un lugar de publicación. El objetivo era entender cómo funciona la institución literaria a la hora de codificar un texto como literario o no.
Sobre el origen de los poemas, he de decir que no es mérito mío. Afortunadamente, y a diferencia de otros escritores de su época, Miguel Hernández es un poeta muy bien editado. Toda su literatura que no fue publicada en vida fue ya magistralmente editada posteriormente por editores que me han precedido, como Agustín Sánchez Vidal, José Carol Rovira, Carmen Alemany Bay, Leopoldo de Luis, Jorge Urrutia, Jesucristo Riquelme, Carlos R. Talamás, entre otros. Sin ellos, y sin su trabajo riguroso y exhaustivo, no dispondríamos de buena parte de la obra de Miguel Hernández.
Mi trabajo ha sido más de interpretación y de análisis que ecdótico; Ese trabajo se lo tenemos que agradecer, tanto los lectores como los que investigamos sobre la obra de Miguel Hernández, a todos ellos.
¿Qué ha sido lo más difícil de esta edición para tí?
Es siempre difícil trabajar en la edición de la obra de un poeta tan prolífico, sorprendentemente prolífico, teniendo en cuenta que murió sin llegar a cumplir los 32 años. Pero más allá de eso, lo complicado fue tomar decisiones sobre algunas variantes o sobre qué poemas anotar, asumiendo que no todos podían ser anotados. Pero lo más complicado quizás fue dar con un criterio que permitiera ordenar correctamente algunos de los poemas del bloque de la poesía no publicado en vida.
Si tuvieras que elegir un poema de Miguel Hernández, ¿cuál sería?
Son muchos. Me interesa y gusta mucho «Sonreídme», que es el que marca la ruptura con su primera producción poética, es el primer poema donde Miguel Hernández abraza el compromiso poético y político, una vez reconoce que se ha librado de los templos. Pero también me gusta e interesa mucho «Las manos», de Viento del pueblo, un poema que describe la lucha de clases y la guerra civil a partir de la oposición entre las manos de los trabajadores y las de los que empuñan crucifijos.