El fin del mundo según Von Trier

FRANCISCO LÓPEZ MARTÍN

Quiso el azar que dos de las más grandes películas estrenadas el año pasado (hay quien diría que las mejores) entremezclaran la historia de sus personajes con acontecimientos de carácter cósmico. En la primera, El árbol de la vida (Terrence Malick, 2011), el personaje interpretado por Sean Penn accedía (no se sabe si en el plano de su conciencia moribunda o en el de una tierra de resurrección) a un más allá en el que se reencontraba y se reconciliaba con sus seres queridos; en la segunda, Melancolía (Lars von Trier, 2011), los seres queridos se reunían bajo una choza de cuento infantil a esperar el inminente final del mundo. Dos reflexiones formal e intelectualmente muy diferentes sobre la vida y la muerte, la trascendencia y la inmanencia, la naturaleza de lo sublime y la relación que los seres humanos podemos establecer con ello.

Quiso el azar también que en otoño pasado la colección de cine de Akal publicara precisamente dos libros sobre sendas películas de esos realizadores: La delgada línea roja, de Francisco J. Tovar, sobre la magistral película del americano Malick, y Rompiendo las olas, de Berta M. Pérez, sobre el impresionante filme del danés Von Trier. Como señalé hace unos años en un breve texto sobre Anticristo, la película de Von Trier inmediatamente anterior a Melancolía, cabe otorgar al danés no sólo la categoría de gran cineasta, sino la de auténtico pensador cinematográfico, entendiendo como tal a un artista que en sus películas reflexiona con los elementos formales de su arte para ofrecer obras que, a su vez, exigen no sólo que las veamos, sino que las pensemos y que lo hagamos a fondo. Malick pertenece también, en mi opinión, a este reducidísimo grupo de cineastas-filósofos, como antaño el francés Robert Bresson o el ruso Andréi Tarkovski. (En este punto, una digresión: si no han leído uno de los mejores libros de la colección de cine de Akal, Pequeño planeta cinematográfico, háganlo en cuanto puedan; sin falsa modestia, es uno de los mejores libros sobre cine editados en España en los últimos años y en él figuran largas entrevistas con varios de los autores que acabo de mencionar, todos ellos esenciales en la historia del arte.)

La reciente edición en DVD de la aterradora Melancolía (Lars von Trier en estado puro; compendio y, a la vez, estilización de gran parte de su cine) permite, entre otras muchas cosas, volver a ver, nada más acabada la película, el bellísimo prólogo (lo era ya el de Anticristo) con el que comienza, al son del «Preludio» de Tristán e Isolda, para intentar desentrañar el enigma de Justine (curiosa elección de nombre para el personaje interpretado por Kirsten Dunst, aunque, bien pensado, podría haber sido el ideal para muchas de las heroínas del director, como la Nicole Kidman de Dogville) o, cuanto menos, volver a reflexionar sobre el destino final de Los cazadores en la nieve de Brueghel el Viejo y su relación con lo que la película nos cuenta (y cómo lo hace).

Permite también comprobar hasta qué punto los extraordinarios análisis que en su libro hace Berta M. Pérez a partir de Hegel y Adorno, Nietzsche y Heidegger, Hölderlin y Steiner, pero también de Dreyer y Fassbinder, Bergman y Schlöndorff, Lang y Cassavettes (sin olvidar, por supuesto, a Bresson y Tarkovski), arrojan no sólo luz sobre Rompiendo las olas y la trilogía a la que pertenece (y la que la antecede, reflexión sobre Europa y la conciencia masculina), sino también sobre Melancolía. En definitiva, Lars von Trier ha encontrado en Berta M. Pérez a su intérprete más original y profunda; por eso, su libro nos hace apreciar la enorme coherencia de Melancolía con lo mejor de la obra de uno de los grandes nombres del cine mundial y, lo más importante de todo, nos permite pensar este cine del exceso, esta época del arte, este momento de la historia. Nuestro cine, nuestro arte, nuestro tiempo, iluminados por las luces de dos pensadores cuyo encuentro no ha podido brindar mejores resultados.

Francisco López Martín, director de la colección de cine de Akal. Puedes consultar su blog, su Facebook y su Twitter.

Artículos relacionados: 

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *