Probablemente el siglo xix sea uno de los más interesantes y convulsos de la historia. Pensemos que se trata del siglo en que se desarrollan los grandes movimientos de la izquierda política tras la revolución industrial, el momento de grandes adelantos científicos como el darwinismo o la pasteurización, el siglo que contempló el psicoanálisis de Freud, el siglo del realismo de Millet, Daumier, el siglo que vio nacer las grandes obras literarias de Balzac y Stendhal en Francia, Gógol, Tolstói y Chéjov en Rusia, sin olvidar la literatura de Benito Pérez Galdós… y a pesar de que son nombres, movimientos o acontecimientos más que populares no son del todo conocidos. De hecho, en música es muy probable que a nadie le resulte desconocida la siguiente pieza musical:
https://www.youtube.com/watch?v=mtHKQWY6m80
Por si existiesen dudas, se trata de la Sonata para piano n.º 14 «Quasi una fantasia», más conocida como «Claro de luna». Pero ¿qué ocurrió en poco más de un siglo para que la música evolucionara hasta los movimientos atonales y dodecafónicos?
Carl Dahlhaus en La música del siglo xix nos ofrece una profunda revisión de la historia de la música del siglo xix sin perder de vista el interés por las influencias histórico-culturales y evitando en todo momento los peligros de la generalización y el cliché. El resultado es una renovada visión de conjunto de los grandes movimientos que han configurado su evolución, desde las etapas finales del clasicismo hasta el posromanticismo y los primeros ejemplos de una modernidad que apunta alguna de las sendas por las que va a transitar la creación musical del siglo xx.