Historias de Persia

‘Historias de Persia’, o cómo conocer la historia de primera mano

Pascual Serrano

Para la mayoría de la población, Persia es sinónimo de Irán, y antes un imperio enfrentado a Grecia que terminó sucumbiendo ante Alejandro Magno.

Pocos sabrían señalar que entre el ascenso de Ciro el Grande a mediados del siglo VI a.C. y la muerte de su descendiente Darío III dos siglos después, los persas (con la formidable dinastía aqueménida a la cabeza) presidieron el imperio más grande que el mundo había visto hasta entonces.

Fue un imperio construido sobre una infraestructura avanzada, tolerancia hacia las diversas culturas y religiones pero, cuando fue necesario, una fuerza abrumadora.

Persia, ubicada en los límites del actual Irán, fue la última gran potencia del antiguo Oriente Próximo. Antes de ser conquistada por Alejandro Magno, vivió su etapa de mayor esplendor con la dinastía aqueménida, pasando después a manos de los partos y los sasánidas.

Hasta 1935, Irán fue conocido en Occidente como Persia, nombre derivado del griego Persis, usado para referirse a la nación irania, su pueblo y sus imperios antiguos. Los iraníes identificaban a su país con el nombre ērān («de los iraníes») desde el período sasánida (224-651 d.C.).

Con las reformas que desarrolló el emperador Reza Shah entre 1925 y 1935, la adopción de un nuevo nombre para el país se consideró como una forma de restaurar el legado histórico de Irán. Si bien Persia había caído víctima del imperialismo, Irán ahora estaría libre del control extranjero. Ingenuos ellos.

Ahora, imaginen poder conocer la historia de ese imperio, desde Asiria al posterior Imperio aqueménida hasta el 398 a. C. Imaginen, además, conocerlo porque nos lo cuenta, no un historiador moderno, sino en testigo que nos lo transmite de primera mano.

Ese testigo es Ctesias de Cnido, un historiador y médico griego, que vivió en la segunda mitad del siglo V y las primeras décadas del siglo IV a.C.

Como Heródoto, procedía de Caria, en la costa sudoeste de Asia Menor, un territorio perteneciente al Imperio aqueménida (550-330 a.C.). Como su abuelo y su padre, fue médico de profesión. Por sus orígenes familiares pertenecía a la familia de los Asclepíadas, con una tradición afamada de médicos.

Fue hecho prisionero por los persas en un momento y situación indeterminados, y con sus credenciales médicas acabó ejerciendo en la corte persa como médico personal de Artajerjes II, de su madre Parisátide y las mujeres e hijos de la familia del Gran Rey. Fue habitual en la corte persa la presencia de médicos griegos o egipcios.

Ctesias ejerció también como embajador del Gran Rey o de la Reina madre. En nombre de esta, visitó al mercenario lacedemonio Clearco, prisionero en una cárcel de Babilonia tras la derrota de Ciro el Joven en Cunaxa. Fue enviado por el Gran Rey como diplomático e intérprete a Chipre, primero, para negociar con Évagoras y el ateniense Conón; a Esparta, después, como portador de un mensaje del monarca en un momento en que esta se había convertido en el poder hegemónico en Grecia y el Egeo, tras la Guerra del Peloponeso.

En el 398 a.C. abandonaría la corte  y dedicaría el resto de sus días, quizás desde un retiro dorado en Cnido por los servicios prestados, a la composición de sus Persiká o Historias de Persia, finalizada hacia el 390. Ese libro, esas historias son las que ahora queremos presentarles.

Historias de Persia han llegado a nuestros días fragmentariamente, además, la obra tenía una longitud considerable, veintitrés libros, lo que dificultó su reproducción por los copistas para mantenerlas frente al paso del tiempo. Nosotros hemos contado con la edición de Manel García Sánchez, que es profesor de la Universidad de Barcelona e historiador de la Antigüedad experto en las relaciones grecopersas y el Imperio aqueménida. García Sánchez nos enriquece esta obra con su exhaustiva introducción, su contexto histórico, sus explicaciones sobre la estructura, traducciones y fuentes.

Con la vida de Ctesias de Cnido que les he presentado, es fácil deducir que estamos ante el relato privilegiado de un historiador que contó con la oportunidad impagable de recopilar datos de primera mano en su larga estancia persa como médico personal de Artajerjes II y Parisátide, viajando por las principales ciudades y capitales del imperio como Susa, Ecbatana, Persépolis o Babilonia.

Por supuesto que existe la sospecha de que sus Historias de Persia estén urdidas a partes iguales de hechos reales, fantasía, falsedades y exotismo. No espere el lector encontrar una tesis doctoral sobre la historia de Persia, no tendrá ese rigor, pero si la fascinación de una narración donde se detallan intrigas palaciegas, pasiones sensuales, conjuras de harén, lujos imperiales, guerras y batallas históricas, héroes, mitos, dioses, todo lo que podemos imaginar que puede enriquecer un libro. De hecho, Ctesias ya fue un auténtico bestséller en la antigüedad.

Al lector, además del disfrute de estas Historias, le quedará otra misión, otro divertimiento, intentar diferenciar la fantasía de la realidad. En ese aspecto, es casi como leer hoy, en nuestros tiempos de fake news, un periódico o pasear por las noticias de las redes sociales.

Dejar una contestacion

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *