La plataforma Netflix ha estrenado la serie documental “(P)Ícaro: El pequeño Nicolás” donde, a lo largo de cinco capítulos, se repasan las tropelías de Francisco Nicolás Gómez Iglesias (Madrid, 1994). Como se recordará, este joven engañó y logró colarse en todos los cenáculos del poder madrileño haciéndose pasar por espía del CNI, representante del gobierno o poderoso empresario.
A lo largo de la serie, además del testimonio del “pequeño Nicolás” se recogen los de numerosos testigos de sus peripecias, como su madre, periodistas, políticos y periodistas. Entre ellos, destaca un personaje muy ligado a los delitos del joven estafador y, en parte, unido a él en sus enfrentamientos con la justicia. Se trata del comisario Villarejo. En el libro “Villarejo. El poder de los secretos”, el periodista Carlos Enrique Bayo, relata con precisión la relación entre ambas figuras en el intento de estafa de la finca La Alamedilla, entre otras “actividades” comunes. A lo largo de cinco años ambos se defienden y se escudan mutuamente.
Tanto la serie de Netflix como el libro enumeran la connivencia entre ambos. “Villarejo es el jefe de las cloacas, el que las ensucia y el que las limpia”, dice en un momento del documental el Pequeño Nicolás. Ahora, enfrentados ambos a la justicia, intentan sacudirse las acusaciones y responsabilizarse mutuamente.
Otro personaje que aparece en la serie del Pequeño Nicolás es el Florentino Pérez y su palco del Real Madrid. Al igual que señaló el periodista Fonsi Loaiza en el libro Florentino Pérez, el poder del palco, el Pequeño Nicolás dice en el documental: “Si estás en el palco del Real Madrid no tienes que demostrar nada, porque si estás allí, mandas”. Nicolás repite ante la cámara también las palabras que le dijo Florentino y que Fonsi recogía un año antes en su libro: “Yo soy el poder, no soy de ningún partido”.
Es curioso como tantos en nuestros libros como en el documental de Netflix quedan en evidencia los vasos comunicantes de las finanzas, el deporte, las cloacas de la policía y las estafas. Nicolás, Villarejo y Florentino son partes de esos nombres. Su modus operandi se pueden conocer con detalle en estos dos libros y un documental.