Postimpresionismo

  • Postimpresionismo
  • Antes:
  • 1879 Cromática moderna, el influyente libro de Ogden Roods, explora los aspectos científicos del color.
  • 1881 Seurat realiza una copia de El pobre pescador, de Pierre Puvis de Chavannes, cuya obra admiraba profundamente.
  • 1884 Seurat conoce a su compañero colorista Paul Signac en el Salon des Indépendants.
  • Después:
  • 1888 Paul Gauguin visita a Vincent van Gogh en Arles, pero se va repentinamente tras una crisis de su amigo.
  • 1891 Gauguin se instala en Tahití para escapar de la «artificialidad» de Europa.
  • 1904 El Salon d’Automne acoge una exposición especial sobre la obra de Cézanne

Georges Seurat

georges-seuratSeurat nació en París en 1859, hijo de un agente judicial acaudalado y excéntrico. Muy pronto mostró talento para el dibujo e ingresó en la Escuela de Bellas Artes, pero aprendió más durante el tiempo que pasó junto al pintor simbolista Pierre Puvis de Chavannes. Su primera gran obra fue Bañistas en Asnières, expuesta en 1884, y, con el éxito de Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte, consolidó su reputación dentro de los círculos artísticos progresistas. Seurat afirmaba ser el inventor de la técnica neoimpresionista, que aplicaba a escenas parisinas y a series atmosféricas donde mostraba puertos desiertos en Normandía. Experimentó con ideas muy diversas y cuando una enfermedad no diagnosticada acabó prematuramente con su vida, se encontraba inmerso en investigaciones sobre los efectos psicológicos de la expresividad del color y la línea.

  • Otras obras clave:
  • 1883–1884 Bañistas en Asnières.
  • 1887 La parada del circo.
  • 1890 Mujer empolvándose.
  • 1890 El puerto de Gravelines.

Una obra de arte que no nazca de la emoción no es arte

frase-pierre-auguste-renoirCuando en el año 1886 los impresionistas realizaron su última exposición en París, ya habían instaurado un nuevo estilo pictórico que revolucionó el arte francés. Los impresionistas, siguiendo la consigna de Manet que dictaba que «uno debe ser de su tiempo y pintar lo que ve», habían tratado de captar la fugacidad del momento: movimiento, luz y reflejo. Su interés en el aspecto visual de las obras, no obstante, generó reacciones de otros artistas que deseaban profundizar en temas con una mayor carga intelectual, espiritual o emocional. Esas obras a menudo han recibido la etiqueta de «postimpresionistas», término que no alude a una filosofía ni a un enfoque específicos, sino que engloba a los artistas que surgieron del impresionismo pero que, a la vez, renegaban de él. En concreto, describe la obra de cuatro maestros del arte de finales del siglo XIX –Georges Seurat, Paul Gauguin, Vincent van Gogh y Paul Cézanne– junto a sus respectivos círculos.

Exposición postimpresionista

Ninguno de estos artistas habría reconocido el término «postimpresionista», acuñado en 1910 por el crítico inglés Roger Fry cuando buscaba un título para una exposición en las Grafton Galleries de Londres. La exposición («Manet y los postimpresionistas») estaba dominada por las obras de Manet, Gauguin, Van Gogh y Cézanne.

Fry colaboró con un joven crítico literario, Desmond MacCarthy, en el prefacio del catálogo. Juntos intentaron identificar y describir las características que conectaban a los miembros de su grupo. Fry y MacCarthy constataron que los pintores compartían el rechazo al naturalismo de los impresionistas y abogaban por indagar en «el significado emocional subyacente en las cosas». Después de barajar distintos nombres, se decidieron por «postimpresionistas», sin sospechar que el término seguiría en uso más de un siglo después.

La exposición causó un revuelo considerable. La mayoría de las críticas fueron desfavorables, pero esto no amedrentó a las Grafton Galleries, que organizaron una segunda muestra postimpresionista en 1912.

postimpresionistas
Algunos postimpresionistas adoptaron un enfoque científico (Seurat y Cézanne) mientras que otros fueron más intuitivos (Gauguin y Van Gogh) para experimentar con formas simplificadas y colores artificiales

 

Primeros pasos

frase-georges-seuratFry no consideraba a Seurat como miembro fundamental del grupo que él mismo había definido, y solo hubo dos obras que representasen al artista en la exposición de 1910. Sin embargo, fue Seurat quien dio los primeros pasos decisivos para alejarse del impresionismo. Su enorme lienzo del parque de la Grande Jatte fue el centro de atención en la última exposición impresionista en 1886. En un plano superficial, mostraba rasgos que lo conectaban con el impresionismo: era una escena moderna de parisinos disfrutando de su tiempo de ocio en un ambiente exterior; además, Seurat también concedía mucha importancia al tratamiento de la luz. No obstante, donde Claude Monet y Pierre-Auguste Renoir habían jugado con la luz y el color de manera intuitiva, pintando deprisa en el lugar de la escena, Seurat había aplicado teorías científicas sobre óptica y color, de manera precisa y sistemática, convencido de que así lograría unos colores más vibrantes y luminosos. Asimismo, a diferencia de la sensación de movimiento característica de los cuadros impresionistas, en Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte la serenidad es palpable. Los personajes tienen poses estáticas y rígidas, y las sombras parecen permanentes, lo que confiere a la tela cierto aire de ensoñación.

La Grande Jatte es una obra muy estructurada, planeada al detalle. Seurat realizó numerosos dibujos a carboncillo de personajes y motivos individuales, así como una serie de bocetos al óleo que le ayudaron a diseñar la composición final. De hecho, uno de aquellos bocetos estaba suficientemente detallado como para ser expuesto por sí solo. Mostraba el paisaje de la Grande Jatte vacío de los personajes que integrarían la obra final. Seurat usó esta obra para fijar la ubicación de las sombras, uno de los elementos clave de la composición: la sombra alargada del primer plano, por ejemplo, conduce el ojo del espectador hacia el interior del cuadro.

Seurat realizó el lienzo final en el estudio, en contraposición con el método preferido por los impresionistas, la pintura al aire libre. El gran formato del lienzo (de 310 cm de largo) podría haber acarreado problemas a Seurat, pues le impedía alejarse lo suficiente para poder observar el cuadro desde la distancia necesaria. En la obra final se han detectado varias discrepancias de escala; por ejemplo, la mujer que aparece en el centro es demasiado grande, ya que está en el mismo plano que la que figura pescando a la izquierda.

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La Grande Jatte es una isla del río Sena, cerca de París. Algunos opinan que, con este cuadro de gente relajada en el parque, Seurat aborda la aparente falsedad de la sociedad francesa.

Teoría del color

frase-paul-gauguinDel mismo modo que sus coetáneos, Seurat estaba al corriente de las últimas teorías sobre la percepción del color y las utilizaba deliberadamente en sus obras. En Grammaire des Arts du dessin (1867) (Gramática de las artes del dibujo), un libro del crítico Charles Blanc, aprendió la ley de los contrastes simultáneos enunciada por el teórico del color Michel Chevreul. Según esta norma, los colores «complementarios», como el rojo y el verde, ganan intensidad cuando aparecen juntos y, a la inversa, pierden gran parte de su poder si se mezclan. Seurat también leyó Cromática moderna (1879), del estadounidense Ogden Rood, físico y pintor aficionado. Esta influyente obra, pensada para los artistas, renovó las ideas de Chevreul sobre el contraste. Dividía el color en tres parámetros –luminosidad, tono y pureza– e incluía un círculo cromático muy detallado que mostraba los tonos complementarios de 22 colores..

Seurat creía que su trabajo sobre el color resultaba más eficaz cuando aplicaba la pintura mediante ligeros toques, que realizaba con el extremo del mango del pincel. Llamó a su técnica «divisionista» para recalcar la distancia entre sus puntos de pintura, a pesar de que muchos de sus contemporáneos preferían el término «puntillista», en referencia a los diminutos puntos de color. La técnica de Seurat difería del enfoque improvisado de los impresionistas, cuyas breves pinceladas de colores complementarios con frecuencia se solapaban. El término «neoimpresionista» se utilizó para describir la reinvención de Seurat de los principios impresionistas, a los que trató con un enfoque más científico y sistemático.

Al borde del agua

La Grande Jatte causó sensación por su colorido resplandeciente y la singularidad de sus formas, rayanas en lo infantil. Los críticos comentaron la rigidez de los personajes de Seurat: uno llegó a compararlos con soldaditos de juguete, mientras que otro apuntó que «los paseantes, ataviados con sus mejores ropas de domingo […] se asemejan a los personajes simplificados de un cortejo de faraones».

En uno de los pocos comentarios que Seurat prodigó a propósito del cuadro, explicó que su intención era que los personajes se parecieran a los del Partenón, de la Acrópolis de Atenas: «Quiero que la gente moderna […] se mueva del mismo modo que en esos frisos». En otras palabras, deseaba combinar la modernidad impresionista con las formas estructuradas del arte clásico para alcanzar un sentido de atemporalidad. La Grande Jatte fue, en muchos aspectos, una pieza hermana de Bañistas en Asnières, obra que Seurat había completado dos años antes. Las dos escenas sucedían exactamente en orillas opuestas del Sena, muchos personajes aparecen de perfil, mirándose los unos a los otros, y en ambos cuadros figura la misma barca.

Seurat especificó «domingo» en el título de la obra, pues era el día de la semana en que todas las clases sociales se mezclaban en la Grande Jatte. En la escena se ven desde personajes acaudalados, algo ridículos en su exagerado refinamiento, hasta miembros de las clases bajas, como los soldados (centro hacia arriba) o la nodriza (sentada a la izquierda, con su característico tocado naranja).

Por aquel entonces, muchos artistas experimentaban con técnicas semejantes y el estilo de Seurat tuvo buena acogida. De hecho, en la última exposición impresionista en 1886 compartió sala con tres de los grandes exponentes de la pintura neoimpresionista: Paul Signac, Camille Pissarro y el hijo de este último, Lucien. La fama del estilo de Seurat aumentó después de que mostrara La Grande Jatte en otras dos exposiciones influyentes: el Salon des Indépendants en París y Les Vingt, en Bruselas. Con todo, la moda del neoimpresionismo fue relativamente pasajera, principalmente porque requería un método parsimonioso y concienzudo.

Gauguin y el sintetismo

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En Visión después del sermón (1888), también llamado La lucha de Jacob con el ángel, con los colores planos y pocas sombras, Gauguin da un gran paso con respecto a su naturalismo más temprano.

Hubo otras variantes postimpresionistas cuyo éxito perduró más tiempo. Tras abandonar su trabajo como corredor de bolsa para convertirse en pintor a tiempo completo, Paul Gauguin comenzó a trabajar con un estilo impresionista. Participó en varias de las exposiciones del movimiento, donde, en general, sus cuadros gozaron de buena acogida; no obstante, en la última muestra fue eclipsado por Seurat. Gauguin despreciaba el puntillismo y no llevó demasiado bien el éxito del «joven químico».

Gauguin coincidía con Seurat en las limitaciones del impresionismo, pero su solución para superarlas fue muy distinta. En 1886 integró una colonia de artistas en Bretaña donde, junto a Émile Bernard, desarrolló el sintetismo. La «síntesis» propuesta por dicho estilo consistía en combinar las impresiones visuales de la naturaleza con simpleza en las formas y expresividad en los colores para aportar vigor a las ideas subyacentes del cuadro. En contraposición con los impresionistas, que se deleitaban en la modernidad, Gauguin recurría al arte «primitivo» de culturas ancestrales en busca de inspiración. En un principio, se inspiró en las tradiciones celtas de Bretaña y más adelante, en las antiguas leyendas de Tahití.

Las ideas de Gauguin cristalizaron en su primera obra maestra, Visión después del sermón, donde muestra a una congregación bretona meditando acerca de un sermón que acaban de escuchar sobre la lucha de Jacobo contra un ángel. El conflicto se representa como si fuera un hecho real, pero sucede en un extraño paisaje rojizo, casi surrealista, separado de la congregación por una gruesa rama (estrategia que Gauguin copió de los grabados japoneses). El efecto general es de un asombro místico.

Van Gogh y Cézanne

En 1887, Gauguin y Bernard conocieron a Vincent van Gogh en París. Expusieron juntos y Van Gogh se empapó de las características de esos dos pintores para su nuevo estilo. Las primeras pinturas de Van Gogh tenían un estilo oscuro y naturalista, ejemplificado en Los comedores de patatas (1885), pero su paleta se aclaró tras su llegada a París en 1886, donde realizó varios lienzos de estilo impresionista de los molinos de Montmartre. Sin embargo, esto solo fue un breve interludio antes de descubrir los grabados japoneses, que marcarían profundamente su estilo.

frase-vincent-van-goghAdemás, los numerosos contactos de Van Gogh con otros artistas, a pesar de que no siempre compartiera su visión, también se vieron reflejados en su pintura. Van Gogh no deseaba emplear las formas y colores expresivos con el único fin de explorar ideas nuevas. El mundo visual ejercía una atracción demasiado fuerte. Van Gogh se consideraba a sí mismo «un hombre de la naturaleza, guiado por la mano de la naturaleza» y, en sus últimos años, en las cálidas tierras del sur de Francia, canalizó sus emociones en novedosas imágenes del paisaje que lo rodeaba.

Van Gogh podía mostrar una naturaleza milagrosa –como en su célebre obra Noche estrellada, donde el cielo está inundado de grandes estrellas y espirales de energía–, en cambio, a veces, un simple maizal podía presentarse como una amenaza.

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Noche estrellada (1889) es el obsesivo estudio de Van Gogh sobre la gama de azules que veía en el cielo nocturno. «A menudo me parece que la noche es aún más rica en colores que el día», afirmó.

Paul Cézanne, como Van Gogh, trabajó mucho en el sur de Francia y tendía a aislarse de otros artistas. En los inicios del movimiento se lo asoció con los impresionistas y participó en la primera y en la tercera exposiciones. El vínculo se debía, en buena medida, a su amistad con Camille Pissarro. Ambos pintaron juntos al aire libre en Pontoise a principios de la década de 1870. La pintura in situ (uno de los principios básicos del impresionismo) llegó a ser uno de los pilares del método de trabajo del propio Cézanne, pese a que nunca estuvo satisfecho con algunos aspectos del estilo. Le desagradaba el énfasis en los efectos transitorios y alegaba que él quería producir «algo sólido y duradero, como el arte de los museos».

Igual que Monet, Cézanne se deleitó pintando una y otra vez el mismo tema. Realizó más de 60 cuadros del Mont Sainte-Victoire, en su Provenza natal. Sin embargo, mientras Monet usaba sus series como mecanismos para concentrarse en los efectos de la superficie –luces, sombras y condiciones atmosféricas–, Cézanne investigaba más allá de dichas distracciones. Poco a poco, despojó sus obras de detalles, como casas y caminos, hasta reducir los paisajes a meros dibujos con forma y color.

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En sus vistas del Mont Sainte-Victoire, Cézanne tendía hacia la abstracción. Las últimas imágenes (esta es de entre 1902 y 1906, justo antes de su muerte) carecían por completo de realismo.

El legado postimpresionista

Si bien los postimpresionistas estaban unidos por su deseo de desafiar al impresionismo al tiempo que bebían de él, elaboraron respuestas muy diferentes en términos de estilo. Las tendencias abstractas y el interés por la forma pura de los postimpresionistas resultaron ser una gran fuente de inspiración para los pioneros del arte abstracto. Con su énfasis en la estructura y los efectos ópticos de los colores, el arte de Cézanne fue el precursor original del cubismo, mientras que el estilo personal y expresivo de Van Gogh y Gauguin fue una gran influencia para los expresionistas.

El texto y las imágenes de esta entrada son un fragmento de: “El libro del arte”

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