Xuan Cándano

Xuan Cándano: «Para la izquierda el atentado en la cafetería Rolando fue la pérdida de la inocencia sobre ETA»

El periodista asturiano Xuan Cándano aborda, en una minuciosa investigación, el atentado en la calle del Correo y su relevancia en la historia contemporánea española.

Alejandro López Menacho

El tiranicidio de Carrero Blanco, o lo que es lo mismo, la Operación Ogro, por la cual ETA hacía volar por los aires al entonces presidente franquista del Gobierno español, mantuvo conexión directa con el atentado de la cafetería de la calle del Correo, del que estos días se cumplen 50 años. La Operación Caperucita, que así se denominó por sus autores, ETA con colaboración de un grupo de antifranquistas liderados por Eva Forest, significó un antes y un después en la banda terrorista ETA, tanto a nivel interno como de percepción pública.

El veterano periodista Xuan Cándano se ha atrevido a echar la vista atrás, recopilando y sintetizando una cantidad ingente de información, desgranando sus claves y abriendo interrogantes que siguen sin resolver. El resultado ha sido publicado por Akal en un libro titulado Operación Caperucita, que analiza a modo de documental la relación de ETA con aquel grupo de comunistas, muchos del mundo de la cultura, colaboradores de ETA en Madrid.

Cándano analiza con un detallismo asombroso el antes, el durante y el después de ambas operaciones, aún hoy sujetas a diferentes percepciones y teorías. Hablamos con el autor de una investigación periodística que desde ya se antoja indispensable para tener una visión periscópica de unos episodios fundamentales en la historia de España.


¿Cuál es la razón de ser de este libro?, ¿por qué lo escribiste?
El atentado de la calle del Correo y todo lo que lo rodea siempre me interesó mucho; me excitó la curiosidad. Era un episodio oscuro y misterioso, además de tenebroso. Yo tenía 15 años cuando ocurrió y recuerdo que me conmocionó, como a todo el país. Por aquel entonces no era más que un quinceañero que cursaba el Bachillerato al que ya interesaba el periodismo, la política y la vida social. Durante años recogí las informaciones que iba encontrando sobre el asunto. T engo amigos historiadores, de la rama de Historia Contemporánea, a los que animaba a tirar del hilo. Pero ninguno lo hizo. Así que me lancé yo mismo a la aventura. Al principio todo el mundo me desanimaba, diciéndome que era un tema morboso frente al que solo encontraría respuestas negativas. No tenían razón, creo que mereció la pena la elaboración del libro. Despejé muchas dudas, aunque quedan unas cuantas por resolver.

Visto con los ojos de hoy, parece mentira que el Comité Karl Marx y, sobre todo, aquella treintena de militantes de ETA, se movieran como “Pedro por su casa” por Madrid. Hoy, con toda la tecnología que impera en nuestra sociedad, sería impensable.
No lo tengo tan claro. La incompetencia de la Policía franquista era grande, tanto como su dureza contra los antifranquistas, con el uso incluso de la tortura. Era una dictadura tamizada por la incompetencia. Era eficaz contra rojos, universitarios rebeldes o curas obreros, pero contra ETA tardó mucho en serlo. Puede que la chapuza sea una de las señas de identidad en España. También ETA demostró ser chapucera en muchas ocasiones, y con funestas consecuencias.

Actualmente, y ya ha llovido, se sigue alentando la teoría de la conspiración en torno al tiranicidio de Carrero Blanco. ¿Cómo es posible que existan editoriales serias que den aliento y soporte a estas teorías?
La teoría de la conspiración quedó totalmente desmontada con el cincuenta aniversario del atentado a Carrero Blanco. Los historiadores lo dejaron claro, no hay ni una sola prueba documental que la avale. En el libro lo menciono también en relación a la famosa “Sombra” y aquella reunión con Argala en el hotel Mindanao de un personaje misterioso que nunca fue identificado. No sé si existió, es dudoso. Pero no había más sombra que la de Eva Forest.

¿Qué imagen crees que se proyectaría del magnicidio si ETA hubiera finalizado su actividad armada en la Transición?
Si ETA hubiera dejado las armas tras ese atentado la historia la absolvería, como decía Fidel Castro. Y si lo hubiera hecho tras el atentado de la calle del Correo hubiera pasado a la historia como una banda de jóvenes nacionalistas vascos que tomaron las armas en una dictadura y acabaron disolviéndose tras su primer atentado con víctimas civiles inocentes, reconociendo su error. Pero no lo hicieron, no tuvieron la gallardía de asumir el atentado y tiraron hacia adelante dejando un legado de muerte y destrucción, sobre todo durante la democracia.

El atentado de la cafetería Rolando fue uno de los más sangrientos de la historia de ETA, y además un rotundo fracaso en todos los sentidos. ¿Crees que hubo un antes y un después en la opinión pública sobre ETA?
Claro: sobre todo en la izquierda, ahí fue como una pérdida de la inocencia. Hasta entonces ETA tenía media docena de víctimas a sus espaldas, la última Carrero Blanco, un atentado que asombró en todo el mundo y que le otorgó reconocimiento en el antifranquismo. Este desapareció con el atentado de la cafetería Rolando, aunque ETA tardó más de 40 años en reconocerlo.

La pregunta es obligada, ¿qué queda hoy de ETA?, ¿por qué se sigue trayendo una y otra vez al debate político a pesar de haberse disuelto?
ETA ya no existe, es pasado. Excepto para las derechas, que agitan su recuerdo por motivos políticos. Y acabó con ella la Policía, durante la época de Zapatero en presidencia y sin haber negociación previa. Para la banda fue una derrota en toda regla.

La figura de Eva Forest es el personaje central del libro, la figura esencial en el relato y en los dos atentados, el de Carrero y el de la calle del Correo. Se antoja una mujer polémica y visceral, capaz de lo mejor y lo peor. ¿Crees que, como ella anhelaba, la historia la ha absuelto?
Eva Forest es una figura poliédrica. Era una persona del mundo de la cultura con gran capacidad de seducción; y con un dinamismo y una actividad en el antifranquismo realmente extraordinarios. Por eso reunió a mucha gente diferente en los Comités de Solidaridad que montaba, con sede en su propia casa, que compartía con su marido, Alfonso Sastre. Los hubo de solidaridad con Euskadi, con Vietnam, con Chile… al final se llamaba Comité Karl Marx. La Policía lo llamaba Frente de Solidaridad Karl Marx. Eva se fue, poco a poco, radicalizando. Estuvo muy influida por la revolución cubana y el foquismo del Che Guevara y acabó convertida en una fanática. Decía que la Historia la absolvería si era fusilada, como se llegó a creer. Pero a los cincuenta años del atentado de la calle del Correo es obvio que ha ocurrido lo contrario.

Otra de las denuncias más clarividentes del libro es la de las torturas en las cárceles franquistas, especialmente sádicas con las personas vinculadas al Comité Karl Marx y su entorno. ¿Qué opinas de la impunidad de este tipo de torturadores y que se haya corrido un tupido velo en España?
El uso de la tortura era habitual en el franquismo y, aunque de forma mucho más limitada, no desapareció con la democracia. Eso le dio mucho apoyo popular a ETA en el País Vasco. Da que pensar que la antigua Dirección General de Seguridad, la terrible DGS, en la Puerta del Sol de Madrid, sea ahora la sede de la Comunidad de Madrid, y que no haya una simple placa en el edificio que explique lo que allí ocurrió y sirva de homenaje a las víctimas de los malos tratos y las torturas que allí se padecieron durante el franquismo.

El atentado se llevó a mucha gente inocente, trece víctimas. ¿Crees que eran conscientes los colaboradores del grupo alrededor de Eva y en ETA de dónde se estaban metiendo?
Sabían de sobra que habría una carnicería con víctimas civiles inocentes porque Eva y varios etarras habían estado en la cafetería Rolando, examinando el local antes de la explosión. Por allí paraban policías y confidentes, pero sobre todo, gente del pueblo llano que iba a comer o tomar algo.

También abordas el tema de la venganza de la extrema derecha y del terrorismo de Estado de los GAL. ¿Qué consecuencias tuvieron los GAL para la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas y el Estado de Derecho en España?
El GAL ya tenía precedentes, pero fue el PSOE quien amparó y financió a esta organización. Aquella mayoría absoluta aplastante de 1982 trajo una cierta prepotencia de los socialistas, que creyeron que acabarían con ETA usando sus propios métodos. Pero lo que pasó es que acabaron en la cárcel sus responsables y que los GAL legitimaron aún más a ETA ante su base social. Que el Estado practique el terrorismo es una aberración democrática que lo debilita.

¿Cómo afrontaste la escritura de este libro? Imagino que debe ser una ardua y compleja tarea de investigación, también un desafío a la hora de buscar el equilibrio, el rigor y la búsqueda de los porqués.
La técnica de la elaboración de un libro como este debe mucho al periodismo, oficio que ejercí toda la vida, hasta hace poco que me jubilé y que, por tanto, tuve más tiempo para abordar este asunto. En cierta medida esto no deja de ser un macro reportaje. Vas a las fuentes, a la documentación, en búsqueda de los protagonistas vivos; y con todo el material recogido inicias un relato coherente con el mayor atractivo posible. El periodismo también me dio rapidez, reflejos y capacidad de síntesis. El libro me llevó un año de trabajo, tiempo que puede asustar a un historiador, por escaso. Pero en todo ese tiempo pude acceder al sumario, con mucho trabajo, y a varios archivos en Madrid, Salamanca y Vitoria, además de viajar a otros lugares y mantener todas las entrevistas personales que pude, más las lecturas, porque hay material en otros libros y en medios y en textos dispersos.

Se percibe cierto tono de documental, casi de novela histórica. ¿Has pretendido darle ese cariz para hacerla más amena o ha salido de modo natural?, ¿cómo ha sido la relación con AKAL para su publicación?
Los libros te van llevando mientras los elaboras, aunque en este caso si tiene algo de novela histórica o de crónica periodística era bien previsible, por el asunto y por el autor. Intenté aprovechar las posibilidades literarias de esta historia y de sus protagonistas, sobretodo Eva Forest. En el proceso de escritura tardé cuatro meses para entregarla en junio en el plazo que me puso Akal para que saliera antes del cincuenta aniversario del atentado. Akal apostó por el libro, a pesar de los riesgos y de lo escabroso del asunto. No todas las editoriales tienen esa valentía.

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